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BILBAO BASKET 72 - OVIEDO 81

El 'efecto Miribilla' batalla ahora contra el Bilbao Basket

Vuelve a sus pecados de dar carrete al rival de inicio y tras un -21 se colocó a un punto, pero tres pérdidas y un mal tiro consumaron la segunda derrota consecutiva (cuarta del año) en casa, ante el Oviedo.

Salgado, en un bloqueo con Larsen
BILBAO BASKET

Apareció por Miribilla de nuevo Javi Rodríguez, El Chino, para enfrentarse a Alex Mumbrú. Dos viejos conocidos que vistieron la camiseta negra en el recinto bilbaíno. Conocen, por tanto bien lo que es ese 'efecto Miribilla' que patentó Paco Vázquez en los orígenes del flamante coliseo amarillo y verde. Era algo así como un torbellino que ayudaba a ganar partidos. Pues envuelto en otra categoría, la LEB Oro, resulta que se ha revestido con efectos nocivos que paralizan al Bilbao Basket. La vitamina convertida en ponzoña. En seis derrotas que ha sumado entre la primera vuelta y el capítulo inicial de la segunda, lleva la friolera de cuatro al calor de su gente, contra equipos que no están ni de lejos en su radio alto de acción: Huesca, Araberri, Barcelona y Oviedo. Solo el tropiezo ante los altoaragoneses es de recibo. El RETAbet había tomado velocidad de crucero con cuatro triunfos seguidos pero ya no sólo ve imposible alcanzar a un Betis en modo rodillo, es que los enemigos de perfil medio se le suben a las barbas o le asoman por el horizonte cercano. Tener 50 puntos en contra al descanso como estos dos últimos compromisos en casa es una losa que habla muy mal de la defensa; y eso de ir a la épica o esperar a un incendio para salir como búfalos no puede guiar el camino de un aspirante al ascenso.

Cuando la gente se sienta en Miribilla, empieza a sospechar que le están repitiendo la misma película en pases interminables. El cuadro vizcaíno deja carrete a su rival, se obliga a una machada y antes la magia de sus veteranos obraba el milagro, pero eso ya no cuela, de aquí los pitos del descanso. El Oviedo, que encima llegaba mermado por las bajas, dejó casi todo visto para sentencia con un +21 del segundo cuarto. Mumbrú adujo que había preparado mucha táctica con Cruz buscando pólvora al poste, y una lumbalgia aguda le dejó fuera de combate. Pese a jugar como pollos sin cabeza, el equipo se dio una oportunidad no merecida: 66-67 a -3:22 tras canasta de Javi Salgado en suspensión. Pero dos pérdidas de los bases y otra de Brown, más un mal tiro de este último corroboraron que la tarde era pura atrofia de ideas local. Entre Llorente, un verdugo ajustado a eso de 'Cría cuervos...', y Jakstas resolvieron para los visitantes, que incluso se llevaron el average particular (era de -5).

Javi Rodríguez estudió muy bien el partido. Trató de frenar la conexión Salgado-Lammers y negar tiros limpios. El juego interior quedó cortocircuitado. Luego gastó faltas con Larsen de espaldas al aro. Su receta: juego rápido, cuatro abiertos y la referencia en la pintura de Arteaga, uno de esos tipos como Richi Guillén que se mueven por la LEB como pez en el agua. Ahonen fue el ejecutor principal. Los interiores asturianos entraron con facilidad en la zona local, con Meana abriendo el campo desde el triple (3-9). El RETAbet tuvo otra de esas salidas con empanada que parecían desterradas en la buena racha de la primera vuelta. Mumbrú tuvo que parar el partido con menos de tres minutos de juego y, en principio, pareció encaminar bien al equipo. Hay jugadores que están en una crisis de identidad alarmante. Huertas aún no ha demostrado el fichaje notable que se supone que es, Martínez no acaba de coger el fusil y Schreiner no es determinante en esta Liga. Fue un Larsen contra el mundo, pero el internacional danés, que sacó mil faltas, se dio de bruces contra un muro de hormigón. Si en el estreno de Liga en Pumarín el voluminoso cinco fue una pesadilla, la LEB ya le va cogiendo las vueltas, le niegan el centro y le tiran ayudas y su fuerza se queda en nada.

El Oviedo consiguió marcar el ritmo en todo instante. Ocupó muy bien los espacios y sacó de punto al favorito al ascenso. El partido se embarulló con técnicas a Arteaga y Brown. Amago de nueva trifulca. Posteriormente, hubo una antideportiva de Geks a Matulionis, pero no pasó a mayores. Un 10-0 parecía volcar el pronóstico: 56-63. La zona de ajustes les hizo concebir muchas dudas a los visitantes, pero apretaron dientes en el pabellón más caliente de la actual LEB Oro. Con 66-67, Lammers cometió la quinta falta. Se había hecho lo más difícil y el equipo, ansioso a más no poder, careció de cabeza fría para rematar la remontada. Tal y como valoró Mumbrú, con 14/38 en tiros de dos y 8/27 es un meritazo estar en un partido. La gente se ilusiona con la Copa Princesa, que podría pasarse del 8 de febrero al sábado 9, para atraer a más gente.