Se preveía un partido sencillo para los Warriors, ya que los Knicks no pasan por su mejor momento ni siquiera en esta temporada, pero los campeones han tenido alguna que otra complicación en encuentros de este tipo durante este año. Esta vez vencieron con claridad tras tres cuartos muy serios y uno de relajación, lo hicieron con un marcador total de 122-95 para ponerse ya (27-14) a tiro de piedra de los Nuggets en la Conferencia Oeste.

Se volvieron a ver algunas pinceladas de Kevin Knox, pero tampoco es que hubiera nada más con lo que los aficionados knickerbockers puedan ilusionarse tras seguir este encuentro. Fueron a remolque durante casi todo el encuentro, sólo sacando la cabeza por delante de la de su rival en tres instantes que duraron eso mismo.

Durant y Thompson empezaron dando estopa en todas las áreas de la cancha. Fue uno de esos partidos de los Warriors, pese a que muchos nos hayamos acostumbrado ya por la inercia y el paso del tiempo, en el que los bloqueos de los pívots -sobre todo, de Draymond Green- son la clave para la ejecución efectiva de Golden State. En espera de Cousins, veíamos lo físico en un McKinnie que se desdoblaba en los dos lados o en un Iguodala que ponía la pizca de espectáculo que le faltaba a este enfrentamiento.

Curry sólo salió de la cueva del base en una ocasión, en el arreón del final de la primera parte, lo demás lo pasó dirigiendo con sapiencia a los suyos: 14 puntos y 14 asistencias, además de 7 rebotes, para el de Akron. Era, sin embargo, Klay Thompson el que aglutinó los puntos de su equipo en un mayor porcentaje: 43 tantos (18/29 en tiros, con 7 triples).

Los últimos minutos sirvieron para que Mario Hezonja inflara un poco la estadística y alcanzara los 19 puntos, lo que le convirtieron en el más acertado de los Knicks en el Oracle Arena. Nada más de un equipo, el de Nueva York, que continuará sufriendo en el vagón de cola de la NBA.