Que no esté tu mejor jugador y enfrentarte a dos equipos de playoffs puede dar como resultado dos derrotas. Eso es lo que han hecho los Lakers ante Kings y Clippers sin LeBron James en cancha y se puede entender. Lo que no es aceptable es perder como lo han hecho. Con una desconexión total en momentos clave de la segunda mitad después de ir jugando bien y dominar durante gran parte de los encuentros.

El otro día en Sacramento fueron los últimos seis minutos. Hoy, ante el rival vecino, un parcial horrendo de 21-0 entre el final del tercer cuarto y el principio del último les hizo volver a dejarse un triunfo y, lo que es peor, gran parte de la reputación. Porque hay varios jugadores que están demostrando no estar a la altura de las circunstancias sin el brazo protector de LeBron. 

De todo esto se aprovechó Lou Williams, que tuvo uno de esos días en los que enchufa todo y es capaz de ganar por sí solo un partido. El escolta acabó con 36 puntos, con un 11/18 en tiros de campo y un 3/3 en triples, más 7 rebotes y 3 asistencias. Un espectáculo combinado con Montrezl Harrell (12+4 y 2 robos), que a base de pick and rolls destrozaron a la defensa de los Lakers y fueron los grandes artífices de ese parcial tan escandaloso.

Los Lakers, eso sí, tuvieron un conato de remontada y llegaron a reducir la distancia a 10 puntos a falta de 5 minutos. Pero entonces llegó la jugada que acabó por enterrar sus esperanzas. 5 puntos en una sola jugada después de que los árbitros pitasen técnica al entrenador de los Lakers, Luke Walton, por protestar una falta sobre Tobias Harris, seguida de una doble técnica a Josh Hart. Un desastre absoluto.

Lonzo Ball (19+5+6) volvió a ser el mejor de ese quinteto titular casi imberbe de los Lakers. No se puede decir lo mismo de Ivica Zubac (7+3+3 en 19 minutos), que desde que no está LeBron parece un jugador distinto (infinitamente peor). Los Lakers ya son séptimos, con los Kings a medio partido y los Grizzlies y los Spurs a uno. Más les vale que James vuelva pronto.