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ACB | OBRADOIRO 91 - ESTUDIANTES 81

El Obra acribilla con triples a un Estudiantes que llegó muy tarde

El acierto en la línea de tres fue la clave para un Obradoiro que tampoco se dejó remontar cuando el Estu se puso las pilas, ya al final.

El Obra acribilla con triples a un Estudiantes que llegó muy tarde
T. RuibalACB PHOTO

Movistar Estudiantes cayó en el Fontes do Sar de Santiago de Compostela ante Monbus Obradoiro por 91-81. Se vieron dos caras distintas de ambos equipos, también durante el propio partido, pero fue el acierto desde la línea exterior lo que decantó la balanza a favor de los locales.

La primera situación del partido diría bien por dónde iba a ir esto: Darío Brizuela machacaba el aro y después un codazo le echaba a él por tierra, tanto que se tuvo que sentar (literalmente). Era una forma de decir que el Estudiantes iba a tener que dejar a un lado los destellos, que con eso no iba a hacer nada. Y se volvió a repetir la historia para el equipo del Ramiro de Maeztu.

Jankovic suma rebotes, pero falla en presencia por dentro. Brodziansky y Llovet le iban a mostrar el camino, cómo se debía hacer. Los dos pívots del Obra dejaban a los suyos por delante tras el primer parcial, que fue con representación de ambos.

El segundo cuarto fue, pese a que el primero no había estado atinado, muchísimo peor para los madrileños. Un parcial de 14-1 en cuatro minutos dejó roto al Estu. Adams Sola había salido sólo para defender a Vasileaidis, que venía de meter 10 triples en el anterior encuentro, pero no le iban a necesitar a él: Obst, con tres, y uno, éste sí, del griego, daban un sopapo serio al cuadro de Josep María Berrocal. El acierto exterior de los gallegos -12/22 al final del encuentro, un 54%- tampoco iba a ser el achaque final: una antideportiva de Sola, que dejaba sangrando a Navarro, y un tiro libre que no tocó ni aro de Jankovic sí lo fue. En esos momentos el Estudiantes era, y las caras de los jugadores lo decían todo, más de escarnio que de ilusión.

Brodziansky (27 puntos para 37 de valoración) daba un clínic, primero con un triple en la cara del rival y luego con un gancho más propio de la Estados Unidos de la que procede, y la diferencia se instalaba entre los quince y los veinte puntos. Ale Gentile sacaba los puntos a pasear para que no subiera más, para cortar la hemorragia. Ahí los madrileños tampoco se planteaban otra cosa que no fuera una solución de continuidad.

Fue el desgarbado Gian Clavell el que dio la esperanza al cuadro colegial. Después de cometer una falta idéntica dos veces, se picó consigo mismo y el torbellino, la subida de temperatura, fue de efecto positivo. El parcial era nefasto para el Obra esta vez nada más comenzar el último periodo: 5-20. Clavell daba con la clave, valga la casi redundancia, y el ataque de los hoy de negro se veía mucho más fluido. Y entraba el balón, que es de lo que se trata. Se pusieron a cuatro (80-76, minuto 36). Hasta ahí llegó la historia porque el Obradoiro, tras un tiempo muerto de reactivación de Fernández, volvió a la vida cuando el partido estaba expirando.

Los de Santiago suman la quinta victoria de la temporada (5-7) y adelantan posiciones. La victoria de Delteco GBC es otra mala noticia para Movistar Estudiantes, que se queda con 3-8 y al borde del descenso.

Ni Arteaga ni Perl jugaron, de poco sirvió la participación del joven Sola y Berrocal empieza a estar muy cuestionado en su puesto. Al Estu le vienen ahora compromisos complicados (viajes a Andorra y Málaga, partidos contra el Valencia y los decisivos ante Gipuzkoa y Murcia), lo que mantiene la intranquilidad manifiesta en el pensar del aficionado estudiantil.