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SELECCIÓN ESPAÑOLA (F)

Romero: "Las Ventanas son más un premio que un castigo"

La base regresa a la Selección tras perderse el Mundial de Tenerife por la WNBA. "Era un sueño que tenía desde pequeña y un riesgo que tenía que correr".

14/11/18 ENTRENAMIENTO SELECCION ESPAÑOLA DE BALONCESTO FEMENINO
 LETICIA ROMERO
PEPE ANDRESDIARIO AS

¿Cómo es estar de vuelta en la Selección?

Tenía muchas ganas de volver, de ver a todo el mundo. Venir a la Selección siempre es un motivo de alegría, por el grupo y el ambiente. Estoy supercontenta de estar de vuelta.

¿Cómo vivió el Mundial desde fuera?

Lo seguí como una aficionada más. A pesar de no poder estar allí, esta Selección sigue siendo mi equipo. Tengo amistad con todas y para mí era como si yo también estuviera jugando.

Su decisión de estar en la WNBA le pudo cerrar las puertas. ¿Se arrepiente?

Nunca sabes cuándo vas a volver a tener una oportunidad así y la WNBA era una de las cosas que siempre había soñado desde pequeña. Era un riesgo que tenía que correr. No me arrepiento para nada. Podría haberme pasado lo mismo sin haber tomado la decisión de ir a la WNBA.

¿La posición de base es una de las más caras en esta Selección?

Totalmente. En bases y aleros, España tiene talento de sobra y nadie es imprescindible. El equipo va a ser competitivo tenga las jugadoras que tenga. Eso hay que entenderlo: no siempre vas a estar al nivel para ir a la Selección, pero es algo positivo, porque nos ayuda a trabajar para ser competitivas.

¿Cómo se lleva compatibilizar la WNBA con el calendario FIBA? ¿Pesan ya las piernas?

La temporada de la WNBA fue más corta de lo normal por el Mundial, lo que hizo que tuviéramos muchos partidos seguidos, algunos incluso en días consecutivos. Para mí fue una experiencia buena pero se nota, porque no he parado, no he tenido dos semanas seguidas para recargar las pilas. Al menos estoy en una etapa de mi vida en la que todavía puedo permitirme hacer estas cosas.

¿Qué es lo que más le ha sorprendido de la WNBA?

Muchas cosas. Ya sabía que era otro rollo, que todo era a lo grande, un espectáculo. Parece muy profesional, pero hay muchas cosas que deben de cambiar, por ejemplo, en el trato a la jugadora. Si juegas un partido en Los Ángeles y al día siguiente otro en Nueva York, viajas en turista. No hay mucho tiempo para descansar y te exigen como si fueras un jugador NBA, aunque nuestros salarios no tengan nada que ver. También me sorprendió lo estricto que es todo. Hay muchas normas: si llevas unos auriculares en el entrenamiento te cae una multa, una mínima protesta es otra multa, si vas a los partidos en vaqueros en vez de más arreglada, también… Hay multas por todo. A veces piensas: ‘tampoco me estás dando tanto para lo que me estás pidiendo’.

Su compañera Liz Cambage, por ejemplo, es de las que ha amenazado con no volver por el tema del salario.

Sí, además a ella le ponían una multa distinta cada día por detalles mínimos. Bromeaba mucho con eso y decía que casi estaba pagando ella a la WNBA por jugar.

¿Cómo es jugar junto a ella?

Puede parecer que en los partidos se ponga un poco chula, pero realmente lo que saca es su pasión: quiere ganar y competir y de ahí ese carácter. Me impresionó mucho su voluntad para seguir siempre, para ser una voz, una líder… Sí que es cierto que tiene un carácter bastante fuerte, pero eso le ayuda a competir de la manera en la que lo hace.

¿Le hicieron alguna novatada?

Me hicieron alguna broma. Como no sabes cómo va la cosa, te engañan, pero nada más.

Vivida la experiencia, ¿se plantea jugar en la WNBA en el futuro?

Me gustaría poder volver. Es una liga que va a ir evolucionando poco a poco y al final es donde están las mejores del mundo. Se aprende muchísimo, viajas por todo el mundo, conoces a gente… Es un baloncesto diferente que te ayuda a desarrollarte como jugadora. Fue una experiencia positiva y en un futuro no lo descarto.

Hablando ya de la Selección, ¿cómo le sienta al campeón de Europa tener que jugar Ventanas clasificatorias?

No lo pensamos. Es lo que toca y nos lo tomamos como una oportunidad de volver a vernos, de airearnos de nuestros equipos, de volver a hablar español… Para nosotras no es un castigo, es casi más un premio. Más positivo que negativo.

¿Cómo lleva una canaria vivir en Praga?

Este año me está sorprendiendo, porque todavía hay días de sol. Pero sé que ya va a empezar el frío... Diciembre y enero son meses en los que cuesta salir de casa y además tengo un problema en las manos de circulación. Me tengo que asegurar de tener bastante ropa de abrigo.

Se marchó a EE UU con 18 años para jugar en la NCAA y volvió el año pasado a Europa para hacerlo en Praga. ¿Es difícil adaptarse de nuevo al baloncesto europeo?

No a todos les afecta de igual manera, pero a mí me costó un poco al jugar en la posición de base. En Europa la base tiene que pensar mucho más y en EE UU básicamente el entrenador lo hace por ti. Después de estar cuatro años en la NCAA me costó, pero poco a poco le estoy cogiendo otra vez el gustillo a ser base en Europa.

¿Qué significa para usted volver a jugar con Astou Ndour?

Desde que ella llegó a Canarias, construimos una relación de amistad. Jugábamos campeonatos, ganábamos títulos… Estamos un tiempo sin vernos, pero cuando nos juntamos parece que el tiempo no ha pasado. Cuando nos encontramos en la WNBA éramos las dos únicas españolas. Poder estar con ella y recordar momentos en Gran Canaria, cuando ninguna de las dos pensábamos que podríamos llegar hasta allí, fue especial. Es bonito como el baloncesto no sólo crea conexiones sino que provoca reencuentros especiales.