LIGA ENDESA | 7ª JORNADA

Gesta histórica del Andorra para liquidar la racha del Madrid

El MoraBanc tumbó al Real con 107 puntos (92 al final del tercer cuarto). Primara derrota blanca tras 13 victorias. Ennis rompió el empate a 105. Llull falló el triple final.

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Desde que el Andorra regresara a la ACB en 2014, el equipo del Principado acostumbra a llevar al Madrid al límite. Tensión y rivalidad que han crecido a raíz del ya famoso campo atrás de la Copa 2017. Desde entonces, el MoraBanc ha ganado tres de los últimos cinco duelos ligueros a los blancos, incluidos los dos más recientes. Pronosticar que el partido saldría guerrero no era muy difícil, pero anticipar el espectáculo que vimos hubiera resultado casi imposible.

Los de Ibon Navarro tuvieron que anotar 107 puntos y batir varios récords para acabar con la racha del líder, que hasta este domingo encadenaba 13 triunfos seguidos. E incluso así llegaron a los últimos 25 segundos con empate a 105, tratando de alcanzar la orilla para completar una proeza por la que los apostantes habían perdido fe. Se había pasado del 101-105 a 32 segundos de la bocina después de un triplazo de Michele Vitali, uno de los héroes, al empate a 105 en apenas siete segundos. Vimos dos tiros libres de Carroll, un dos contra uno de Llull y Reyes en la esquina saldado con pérdida visitante y el acierto inmediato bajo el aro del propio Reyes.

Restaban 25 segundos y olía a prórroga (Luz, Whittington y Albicy ya habían sido eliminados con cinco faltas y Shurna acumulaba cuatro, Ayón y Randolph estaban fuera en el Real). Entonces, Dylan Ennis resolvió un pulso gigante con una entrada valiente, de las que se hartó de intentar con destreza toda la tarde (8 de 10 de dos), atacando a los pívots. En esa jugada decisiva, los cambios de emparejamientos casi continuos del Madrid para reducir el peligro de los bloqueos dejaron a Reyes, un interior, con el base-escolta canadiense y a Llull con Diagne. El resto de atacantes se alejó del aro para abrir el campo y Ennis cargó por su izquierda y, más veloz que Reyes, no falló. Tampoco llegó ninguna ayuda a tiempo. Canasta y 105-107.

El cronómetro aún reflejaba 3,6 y los de Laso iban a sacar en campo de ataque tras el tiempo muerto preceptivo, que les ahorraba metros. El balón le llegó bien a Llull, que se levantó desde bastante lejos y rápido, aunque con cierto desahogo… Agua. No tocó ni el aro ni la red, iba bien de fuerza pero desviado hacia la izquierda. No hubo el milagro de costumbre y el Madrid hincó la rodilla por primera vez este curso (13-1), por primera vez desde el asalto inicial de la pasada final liguera hace más de cuatro meses y medio.

Rudy descansó y Prepelic salió de titular

Para el Real el choque se presentaba como otra jornada de entreguerras, si elevamos a batallas máximas los compromisos de la Euroliga, y también como una gran oportunidad para atrapar el liderato en solitario tras la derrota del Barça y para abrir brecha con sus perseguidores si añadimos el traspié del Unicaja. Llegaba avisado y con alicientes, pero también dejó a Rudy fuera (Taylor no está inscrito y Thompkins sigue lesionado) y apostó por Prepelic de titular.

El primer cuarto hizo posible la gesta porque permitió al Andorra creérselo, aunque la constancia de los otros tres periodos quizá tuviera más mérito. Albicy, bajo la defensa de Llull, embocó cuatro triples en los cinco primeros minutos (11-18) y su equipo cerró el acto inicial con récord personal: siete dianas de tres y 26-33. El ala-pívot Whittington le daba el relevo al base francés en ataque, aunque había muchas manos listas para sumar: Ennis, Vitali, Diagne, Shurna, Jelínek, Stevic…

A Tavares le buscaban las vueltas tratando de alejarle del aro y Ayón cometía cinco faltas en cinco minutos, la última una técnica por protestar. Y pese a una ofensiva tan devastadora, mucho más que un simple intercambio de aciertos, el Madrid pudo marcharse al descanso por delante si los árbitros le hubieran dado tres tiros libres a Carroll. El escolta acabó castigado con una nueva técnica por su vehemente queja: ¡58-59 en 20 minutos! Boom Boom había irrumpido con 15 puntos en el segundo parcial. Acabó con 32 en 22:05 y un +12 con él en cancha.

Que el ritmo no pare, sonaba en el WiZink Center. A 14 minutos del bocinazo el Andorra batía ya su mejor marca ACB de la campaña (81 puntos) para tocar una máxima renta de 12: 70-82 y 82-84. El Madrid presionaba a toda pista y cambiaba en todos los bloqueos para sujetar a los tiradores y penetradores rivales salvo en el caso del cinco, Felipe Reyes. Quinteto bajito y volantazo brusco para abrir el último cuarto: Deck de alero alto, puesto en el que apenas ha actuado este curso, y Randolph y Tavares por dentro. Y siempre Carroll.

La cadencia encestadora se redujo para todos, menos para Jaycee (14 tantos en ese tramo vital), y el Madrid hizo lo que tantas otras veces: llegar vivo al desenlace tras lanzar 42 tiros libres (acertó 35, 83%). Falló el triple ganador y el Andorra abrazó la gesta. Se lo permitió su acierto (27 de 44 de dos y 13 de 30 de tres) y también el dominio del rebote (15 capturas de ataque, seis más que el adversario). Compensó así la diferencia en la valoración: 126-96. El espectáculo mereció cada euro de la entrada, una fantástica exhibición ofensiva que conmovió vivamente a la grada. Un partidazo.