El Baskonia desata una nueva tormenta en Madrid
El Movistar Estudiantes, tercera víctima consecutiva en Liga Endesa del equipo vitoriano. Shengelia, el mejor con 18 puntos. Brizuela, 17 en los colegiales.
El hombre del tiempo pronosticaba fuertes tormentas en Madrid y rachas de viento superiores a los 150 kilómetros por hora. Y no se equivocaba ni un ápice. El Kirolbet Baskonia desató un infierno en el WiZink Center: 100 puntos a favor y solo 67 en contra para una diferencia de 33 ante un Movistar Estudiantes, que salió ya víctima del ogro vitoriano. Los colegiales, sin confianza alguna en sus opciones, sucumbieron desde el primer minuto. Ni entrega ni fe.
Estaban muertos desde el primer cuarto. Mucho frío en la pista y en una grada, que tuvo solo la alegría de dar un caluroso homenaje a Mariana González, la gran capitana del femenino con más de 2.000 puntos en más de 250 partidos disputados siempre de azul. Otro partido mejor llegará. Y con Gentile. Pólvora italiana más que necesaria para los ramireños.
Pero hasta que ese día llegue, el Estudiantes vivió una auténtica pesadilla. El Baskonia aterrizaba en Madrid como un coloso: +50 frente al Fuenlabrada y +44 ante el Murcia era su hoja de presentación. 47 de diferencia media a favor en los dos últimos partidos ligueros y no bajó el ritmo en el WiZink. ¿Por qué? Si se puede abusar, se abusa, que luego llega la Euroliga y el asunto no es tan fácil.
Y con esa idea en mente en seis minutos, los vascos ya habían roto la barrera de los diez puntos (5-17) con una exhibición anotador de Hillard y los frecuentes alley oops con Diop de receptor. Mucha, muchísima fluidez en ataque y hierro en defensa: solo 10 tantos recibieron en el primer cuarto, 14 en el segundo y final del cuento en 20 minutos: 24-50.
Solo Brizuela trataba de achicar una fuga que, en el fondo, era incontrolable. Solo crecía la diferencia con cinco jugadores del Baskonia por encima de los diez puntos (Voigtmann, Diop, Shengelia, Shields y Hillard). Del 42-72 del tercer periodo se pasó al 49-90 de mediados del último cuarto. Poco rival para tanta artillería. Aunque la vergüenza de perder de 33 puntos no te la quita nadie cuando eres un profesional en, se supone, la segunda mejor liga del mundo.