El Bilbao Basket recibe el primer sopapo LEB ante el Huesca
El equipo de Mumbrú arrolló en el inicio de las dos partes pero se fue ahogando con un pésimo día en los triples: 5/34. Salgado esta vez no acertó con el ritmo. Los oscenses han ganado a los dos descendidos. Palencia, único invicto.
El Bilbao Basket se paseó por el alambre en las tres primeras jornadas y por clase y veteranía supo sacar los partidos en su regreso a la LEB. Pero el cántaro se cansó de ir a la fuente y se rompió ante un Huesca que no se le arrima en cuanto a nombres, pero que sabe jugar muy bien sus bazas. ¿Y quién no en esta LEB? Han ganado a los dos descendidos, ahí es nada. Era todo color de rosas en Bilbao y hasta se echaba en falta un sopapo para valorar que esto no es una alfombra de terciopelo. Pues aquí está. Palencia es ya el ínico invicto, en cuatro jornadas. Y eso que el RETAbet fue un ciclón de inicio. Un vendaval, aunque no parecía que el Huesca se sorprendiese mucho por ese amanecer feroz. Sabía que esto de la LEB Oro es una cuestión maratoniana. Apoyados en una gran defensa en primera línea y en el contraataque, los locales se marcaron un 9-0 que debía darles esa posición confortable para afrontar el resto de la travesía. Los oscenses se tiraron dos minutos y medio sin anotar y no podían contener los aclarados para que jugara de espaldas Larsen. Les dolía la cabeza cuando les movían por el poste.
De nuevo más de 6.000 hinchas en la cancha más bulliciosa de la segunda categoría. Todo iba sobre ruedas y Mumbrú tiraba de repertorio: nueve de los diez que puso en liza en el primer cuarto, todos excepto un Salgado que no acertó con la fluidez de otras tardes, sumaron algún punto y el equipo surfeaba sobre el parquet con 8/9 en tiros de dos. En ese tiempo, hubo espacio para el estreno de Huertas como 'hombre de negro', una especie de 'Ministro de la LEB'. La salida a cancha de Lammers volvió a aportar un entendimiento pleno con Salgado para abrir boca con un 'alley-oop'. Pero de repente se rompió esta sinfonía de la delicia. La defensa quedó hecha añicos. Tal vez porque el rubio cinco norteamericano sumó muy pronto la segunda falta y su relevo, Larsen, se dobló el tobillo, el conjunto empezó a perder postura en ataque y a consentir canastas bajo su aro, bandejas fáciles, de tal modo que el Huesca se puso arriba en el último minuto de la primera parte: 38-39. No acertaban los vizcaínos con las pulsaciones, se atascaron y gran parte de la culpa la tuvieron sus experimentados directores de orquesta (-21 con Salgado en cancha).
La salida a pista tras el descanso fue calcada a lo que vino tras el salto inicial. Un 51-44 con frenesí por medio, y el Huesca a seguir con su labor de hormiga. Sinica estaba desesperado en los tiros abiertos y no hay peor cosa que un lanzador pierda las certezas. Así que le flotaban y empezó a ir para adentro, aunque eso colapsaba al grupo. Con Brown pasó casi lo mismo (1/9 desde el arco y gastó la salvajada de 20 disparos totales). Mumbrú puso a Martínez de cuatro. De nuevo se repitió el escenario: a falta de un minuto el Huesca se puso por delante (54-56). Se cerró como una piña ante el daño que estaban haciendo los cincos de negro en la pintura y no le importó conceder tiros, a la vista de que estos no iban entrando: 5/34 en triples (14%). Eso crea ansiedad.