El Bilbao Basket reunió en su regreso a la LEB a 6.680 espectadores, un miércoles a las ocho, ante el TAU Castelló. Habría que englobar como tres o cuatro pabellones de la categoría para igualar ese aforo. Había más gente que ayer en Gran Canaria Arena para el estreno del equipo amarillo en la Euroliga. En Miribilla se han pasado de 5.225 abonados a 4.979 en este añito en el infierno de la segunda categoría. ¡Solo ha perdido 246 socios! Es decir, se ha mantenido al 96%, cuando la idea de partida era conservar el 75% (alcanzar los 3.919). "El principal activo es la fidelidad de los abonados, a pesar de las malas circunstancias que nos han llevado a tener desatención por parte del club hacia los accionistas, socios y patrocinadores", señala Javier Barcala, director general del club vizcaíno. En cuanto a los patrocinadores, hay una renovación del 92%, con dos firmas menos (el año pasado se descabalgaron cinco). Se quedan 24, y se han dado dos altas. En términos globales, hay un 45% menos de dinero en ingresos con respecto al curso precedente en abonados (por el abaratamiento de los carnets) y un 33% en patrocinios. Los ingresos globales han decaído un 35% pero se compensa con un -60% en gastos.
La deuda sigue siendo astronómica: cerca de seis millones y medio, la misma cantidad que tras la salida de Arrinda, aunque está más ordenada, pasando de corto a medio plazo, y concentrada: el principal acreedor es Hacienda "y con la Diputación hay un clima de colaboración", se puntualiza. El club se encuentra inmerso en un proceso concursal que espera concluir en marzo o abril. El funcionamiento directivo sigue siendo el de siempre, con la salvedad de que el presidente Koldo Mauraza figura pero sin ninguna presencia ni actividad, según los actuales portavoces por incompatibilidad con sus obligaciones profesionales. Lejos de suponer un drama el regreso a la LEB, se expone que ha servido para aliviar las arcas de la entidad. Se ha hablado con la ACB para recibir el valor de participación de golpe, en lugar de en lo establecido de cuatro plazos (1,6 millones, aunque el consejo habló de 1,4, de los que entrarían en caja 1,1 al descontar el fondo de garantía salarial que ha entregado la asociación por las denuncias de jugadores del año pasado por impagos).
La meta es sanear las arcas, por encima del ascenso. "El objetivo es resolver el problema económico. Queremos estar en ACB porque somos un club ACB, pero si me pones las dos opciones, elijo el tema económico, quitarnos la deuda, porque vamos a subir tarde o temprano. Si hiciéramos doblete, sería una gozada. El club puede sobrevivir en LEB". La meta más ensoñadora es bajar los 6,5 millones de deuda a la frontera de 1,5. Tienen en Miribilla el tercer presupuesto de LEB. "Lo hemos hecho para intentar subir". Y hay una salvedad: si la ACB aprecia que el concurso va por buen carril, que es positivo, puede llegar a admitir a un club en tales circunstancias. Esperan que no surjan problemas por el patrocinio de una casa de apuestas (RETAbet). Además, se admitió la equivocación con el diseño deportivo del año pasado pero los directivos destacaron que se bajó 300.000 euros la partida para conformar la plantilla. "La diferencia entre salarios de la ACB y la LEB es abismal. Estamos contentos con Mumbrú, trabaja mucho y se mantiene la metodología de ACB", agregó Del Campo, que destacó el esfuerzo para seguir avanzando con la cantera (hay un equipo júnior y otro cadete)."Nos puede dar mucho a este club que muchas veces ha vivido de espaldas al baloncesto vizcaíno", explicó el tesorero.
El descenso provocó una situación de alarma que se ha ido corrigiendo. "Entramos en un pequeño colapso institucional , somos conscientes de que no hemos atendido a la gente como es debido y nos sentimos responsables de esto que ha ocurrido. Hemos estado un poco desaparecidos, con unos recursos humanos muy escasos., el club tiene que mejorar en cuanto a estructura y sistemas de atención al socio", sostuvo para acabar el tesorero de la junta, Carlos del Campo.