El duelo arrancó con empate a cuatro bajas (Diot, Rafa Martínez, San Emeterio y Tobey por un lado y Yusta, Taylor, Thompkins y Ayón por otro), pero el Madrid tiene más plantilla y sobre el papel saca ventaja en la mayoría de escenarios, en los de abundancia de efectivos y en otros con una convocatoria más ajustada. Empezó bonito el pulso entre los dos últimos campeones de Liga, bonito y competido. La emoción, sin embargo, se esfumó en el tercer cuarto con un recital de escándalo del Madrid, que le arrebata el primer puesto al Barça gracias al average general.

Llull y Randolph comandaron el ejército blanco en un partidazo. El base firmó 17 puntos, 6 asistencias y 21 de valoración. Y el estadounidense, 14 tantos, 9 rebotes, 2 pases y otros 21 de valoración. Muy sereno y equilibrado en su juego. Acertado, que es lo que marca la diferencia. Quema millas como titular en ausencia de Thompkins.

Brillaron los dos, aunque en realidad hubo once jugadores (Pantzar no salió) que remaron con fuerza por la causa blanca. Vimos a un Causeur completísimo, a Deck de inicio por la baja de Taylor, a Rudy, a Tavares de menos a más (cuatro gorros). Y también vimos a Kuzmic, que volvió a la ACB un año después por la ausencia de Ayón. El mexicano ha viajado de urgencia a su país por el accidente de tráfico que sufrieron sus padres.

Llull, cuatro triples en tres minutos

El primer cuarto fue una bacanal de baloncesto ofensivo. Los dos equipos rivalizaron en acierto. Si Doornekamp hilvanaba dos triples, Llull respondía con cuatro en tres minutos. Y eso que su primer intento había golpeado en el canto del tablero, pero se calienta tan rápido como olvida. Atrás, eso sí, ahorraba energías: 26-28 en pleno desenfreno, al que Laso trataba de poner coto con un tiempo muerto (17-14 cuando lo solicitó). El técnico había apostado por una defensa zonal de inicio que naufragó por el acierto del Valencia y por cierta desidia de los suyos. La quitó tras la preceptiva bronca.

El choque se apaciguó algo en el segundo acto, más control, aunque los locales seguían caminando a buen paso por el talento mayúsculo de Dubljevic al poste bajo. De los pocos jugadores capaces de superar en el uno contra uno a Tavares en varias acciones consecutivas. Era el motor taronja mientras que el Madrid empezaba a circular mejor el balón.

Al descanso, Llull reconocía que había que acerar la defensa tras haber lucido muñeca, consciente en parte de su flojo desempeño atrás. Laso también se quejaba de la aplicación en la retaguardia de sus interiores. Todo eso se puso sobre la mesa en el vestuario y en la reanudación vimos a un Madrid rompedor, escandalosamente bueno. En pista, Llull, Carroll, Causeur, Randolph y Tavares. Dubi arranco la segunda parte cargando (43-45), no dejó de hacerlo en realidad, pero perdió fuelle y cayó en alguna protesta de más mientras cometía un par de faltas de ataque. Requería la ayuda de Will Thomas y esta no llegó. Sus compañeros se diluyeron. 

Parcial de 5-21 en el tercer cuarto

El Valencia lanzó 16 veces a canasta en el tercer cuarto y acertó solo dos. Parcial más que elocuente de 5-21 (incluido un 0-13) mientras Llull dominaba por completo el escenario: 4 asistencias en ese tramo decisivo. Pases de canasta y... triple a un pierna sobre la luz roja de posesión tras recibir y tirar. Le siguió un taponazo en las nubes de Tavares y, para cerrar el periodo, una diana de tres de Randolph: 46-66.

Jaque mate al Valencia, que no arrojó la toalla y se agarró a la heroica con el respaldo de su buena puntería. Cinco triples en cascada y a tiempo aún de soñar con el milagro: 70-79. El Madrid hizo sonar el despertador. No encajó un punto más y puso el lacito a la velada con un triple lejano de Campazzo sobre la bocina que le daba el +18 (70-88) y, de paso, el liderato ACB por delante del Barça. La Liga acelera.