MUNDIAL FEMENINO DE TENERIFE

Revancha de bronce para España

Sobresaliente final tras tomarse venganza contra Bélgica y sumar su sexta medalla consecutiva en un gran torneo. Gran Xargay.

Tenerife
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Empujada por la magia de la afición canaria, impresionante todo el torneo, España estiró la edad de oro de su baloncesto con su sexto metal consecutivo. Por muchas cosas, el bronce de Tenerife sabe dulcísimo. La lesión de Sancho Lyttle en el origen, las piedrecillas en forma de lesiones en la preparación (la rodilla de Alba Torrens, el sóleo de Silvia Domínguez) y el tortuoso sendero de la primera fase que acabó con una derrota devastadora contra Bélgica que dejó el ánimo por los suelos. A todo eso supo reponerse España en la segunda fase para acabar cerrando el círculo con una dulce revancha ante Bélgica, la gran sensación del campeonato que llegó agotada a las instancias finales y acabó devorada por el tremendo espíritu competitivo de España, su rasgo más distintivo y el que se recordará con el paso del tiempo y que le permite estar llenando un saco de medallas como si eso resultase sencillo.

Como si hubiera querido hacerle un guiño al horario canario durante todo el campeonato, España volvió a empezar el partido un cuarto de hora tarde. Bélgica ganaba 5-15 y jugaba con la misma brillantez de todo el Mundial hasta que Mondelo decidió mover ficha. Alba Torrens (qué pena que no tuviese una semana más de campeonato) calentó motores con dos canastas pero fueron la pasional Ouviña y la fría Xargay las que, con la complicidad de Ndour, pusieron patas arriba el partido y descubrieron la debilidad de Bélgica, que había llegado desfondada a la consolación. Pese a tener dos días de descanso en el torneo por ser líder de grupo, su secuencia desde el pasado domingo (Japón-España-Francia-Estados Unidos-España) a este pesó mucho sobre un equipo con una gran capacidad para pasarse el balón y jugar un baloncesto fluido pero con un físico limitado que, finalmente, terminó pasándole factura pese a las buenas anotaciones de Mestdagh y Meesseman.

No hay nadie como España para superar los disgustos. Su manera de digerir el palo sufrido ante Australia y focalizarse en el partido resultó brutal. Y más cuando se vio obligada a hacer un esfuerzo final en el último cuarto. Después de tener una máxima diferencia de 12 puntos (52-40 y 55-43) y con todo el viento a favor, Bélgica se acercó 55-54 y facilitó otro final agónico de partido. Dos canastas de Laura Nicholls, que ha cogido ese tirito de cuatro metros que tanto valor tiene, hizo volar a España (64-58) a 1:31. Un triple de Marta Xargay, que explotó su talento justo cuando más se necesitaba, le puso las letras ‘España’ al bronce de Mundial de 2018. El partido por el bronce acabó entre gritos de “campeonas, campeonas…”. Fue un placer, Tenerife.