SUPERCOPA | OBRADOIRO 61-REAL MADRID 81
El Real Madrid llega a la final: el Llull de siempre ha vuelto
Partidazo del menorquín (17 puntos y 6 asistencias en 19 minutos) que desarboló al Obradoiro en el tercer cuarto. La 22ª final de la era Laso.
"La lesión está olvidada, que era lo primordial, las sensaciones en el juego ya vendrán", decía el martes Llull. Apenas 72 hora después llegaron en catarata. El Llull emocional había reaparecido en abril para ayudar a ganar la Liga y la Euroliga, el de siempre, el mejor jugador de Europa de 2017, se presentó este viernes en Santiago tras un largo peregrinaje. Ocho meses y medio de recuperación y más de un año de camino tortuoso por una maldita lesión de rodilla.
Cuando se sentó en el minuto 27, con el duelo quebrado (41-61), llevaba 17 puntos y 6 asistencias (19 de valoración) en apenas 19:06. Había dado un puñetazo en la mesa en el tercer cuarto (8-28). El Madrid venía de ajustar su ataque, de cargar más por dentro para liberar a los tiradores, de defender mejor. Y todo eso le hizo galopar. El Monbus Obradoiro soltó la cuerda con las manos magulladas, no aguantaba más.
"Nunca habíamos llegado a una Supercopa tan rodados", reconocía en la previa Laso. ¿El campeón de Europa aún más favorito ante el debutante? Así pintaba y así fue, pero con historia compostelana de por medio. En Santiago aguardaba la ilusión de una ciudad entera, la fuerza de un club que tuvo que pelear durante 19 años en los tribunales para volver a la élite. Y que después de lograrlo, descendió, volvió a subir y hasta ahora. Nueve campañas ya con Moncho Fernández en el banquillo, el premio a una estabilidad entendida como una reconstrucción constante. Un buen ojo en los despachos que permite casi cada curso que el capullo de seda de octubre mute en mariposa en mayo: Pustovyi y Matt Thomas, en la pasada primavera, antes Mejri, Kleber, Muscala, Paul Davis…
El Real Madrid llega a la final: el Llull de siempre ha vuelto
Ese instinto de superación le llevó a levantarse en la caldeira, cuando el Real amagaba con cortar de forma exprés por lo sano: 12-23. Lo haría después, pero por un momento el Obra se levantó. Dejó a los blancos, en una mala racha de sus francotiradores, en tres canastas en juego durante siete minutos y Stephens prendió el faro (25-28), aunque la constancia la pusieron Sabat y un Vasileiadis de vuelta a Galicia. A los problemas de faltas en la pintura de ambos equipos, el Real respondió con un fondo de armario imponente. Cuando Llull desató el vendaval, atrás andaba Tavares, y el Obradoiro no encontró refugio. Actuación completa de Randolph; de Taylor, de Causeur… Y buenos detalles de Deck. El Madrid, a la final, la 22ª con Laso en siete años y… un día, el que va de curso.