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SELECCIÓN | SCARIOLO

"Estamos perdiendo talento en la formación; algo hay que hacer"

El seleccionador atiende a As en el vuelo Minsk-Zaragoza. Una charla en la que confiesa que mantiene el gusanillo de entrenar a un club.

"Estamos perdiendo talento en la formación; algo hay que hacer"
Juan Carlos HidalgoEFE

Sergio Scariolo, seleccionador nacional, atiende a As en la fila 10 del vuelo IB2817 de Iberia Minsk-Zaragoza que lleva a España hacia su cuarto partido de clasificación para el Mundial de China. Las Ventanas son inicio y final de la charla, pero en la mitad de ella, el italiano confiesa que aún no le ha abandonado el gusanillo de entrenar a un club y, sobre todo, trata con sensibilidad el asunto de la formación. Un tema que no sale en los medios pero del que depende el futuro del baloncesto español.

Justo después del Eurobasket, aseguró que España las iba a pasar 'canutas' para jugar el Mundial. ¿Lo ve ya mejor?

Evidentemente, estar a estas alturas con tres victorias es una situación favorable y hasta imprevista en cierto sentido. Cuanto menos, más favorable de lo que podíamos pensar aunque la respuesta de los jugadores haya invitado al optimismo desde el verano pasado aunque había muchas incógnitas que justificaban cierta preocupación. No el pánico que hemos respirado pero la preocupación podía ser legítima. Pronto los que estábamos dentro nos dimos cuenta de que podíamos hacer un buen trabajo en el grupo por las sensaciones que tuvimos desde el primer día.

Pese a llevar muchos años en el oficio, este era un nuevo escenario para usted como entrenador. ¿Qué le está enseñando?

Es una experiencia extremadamente instructiva porque te enseña a sintetizar, a intentar encontrar un equilibrio entre la preparación de un equipo y de un partido sin un exceso de volumen táctico e incluso físico. No superar la línea roja del ‘over load’ (sobrecarga), de carga táctica ni física.

También entrena a un perfil distinto de jugador. Aquí no hay estrellas, hay menos egos tal vez y podría asemejarse más a un club. ¿Le ha entrado el gusanillo de volver a entrenar a diario?

No compararía tanto la experiencia de entrenar a este grupo de jugadores con entrenar a un club independientemente del talento. Ahí la diferencia es la duración y el tiempo que tienes de ir ajustando cosas durante la temporada. También la frecuencia de la competición después de una pretemporada en la que se ponen las bases. Por otro lado, a mí el gusanillo de entrenar a un club nunca se me ha acabado. Lo que pasa es que hay dos situaciones que tengo que valorar en cada momento. Primero, que sea una experiencia profesional que me atraiga de verdad y eso tiene que ver con hacer algo gratificante y divertido, que se pueda construir algo. Y por otro lado el tema de la norma de la incompatibilidad. Nunca he cerrado la puerta a entrenar a un club, pero gracias a Dios puedo permitirme elegir y no tener que coger cualquier opción que pueda salir.

¿Le ayudaría a hacer mejor su trabajo entrenar a un club o le distraería? La pregunta tiene que ver con la incompatibilidad legal que hay a día de hoy.

Por un lado, creo que es una cuestión legal y jurídica. Lo cierto es que es una norma difícil de defender hasta por principios constitucionalmente garantizados. También es verdad que la versión más práctica puede tener visiones diferentes. Puedes pensar en cómo han ido las cosas. Hubo un momento en que se compatibilizaba en casi todo el mundo ser seleccionador con entrenador de club y en otras ocasiones se ha decidido tener exclusividad.

Su experiencia con la FEB tiene mucho que ver con la creencia en una idea. ¿Le sigue divirtiendo?

Obviamente, me falta más cancha. Más que los partidos, los entrenamientos. Pero me está divirtiendo en el último año el trabajo que estamos haciendo con las categorías inferiores para adecuarnos a un cambio de escenario y de competitividad internacional que es evidente y que nos impone estar al día con un riesgo de pérdida de competitividad debido a unos cuantos factores bien identificados que existen y a los que hay que responder. Estamos manteniendo cosas buenas para ajustarnos y acoplarnos a una realidad que está evolucionando y que no ayuda precisamente a formar jugadores seleccionables españoles.

¿Esta Selección de ahora mismo es la radiografía de ese problema de formar jugadores seleccionables?

No aún. El sistema en vigor, el sistema de cupos no ha acabado de producir todos sus efectos positivos y negativos porque los jugadores que salen de esta generación están afianzándose ahora. Para los clubes, el sistema es útil porque les permite reclutar en todo el mundo. Desde el punto de vista de las selecciones es un sistema que acaba por reducir el protagonismo cuantitativo y cualitativo de los jugadores. Primero en las categorías inferiores y luego cuando se asoman al primer equipo. Independientemente desde una visión u otra, porque tengo que respetar también el punto de vista de los clubes y no mirarlo sólo como seleccionador, faltan una sintonía y una política de iniciativas para cuando los jugadores acaban su etapa junior. Entonces, al margen del Doncic de turno, no están preparados para dar el salto y jugar 15 minutos en ACB. Al margen de las visiones parciales y subjetivas, echo mucho en falta que al menos en esto, que es un interés común, pueda crearse cuanto antes una sinergia de las fuerzas interesadas para resolver cuanto antes un problema alto en la lista de prioridades del baloncesto español y también en otros países europeos a medio plazo.

¿Y cuál sería ese marco más favorable?

Tenemos que alargar el cuidado a los jugadores por parte de los clubes y la Federación. Hay que crear una categoría como existía antes para alargar un par de años la cantera de los equipos profesionales o crear una competición con una limitación de edad, con poquísimas excepciones, en las categorías que están debajo de la ACB. Eso se lo dejo con mucho gusto a los políticos, pero algo hay que hacer porque eso permite no sólo que compitan sino que alargue el entrenamiento y el trabajo hecho bien con los entrenadores. Si tienes una categoría tienes que cuidarlos. A veces hay jugadores que van a universidades americanas. Otros cedidos pero sin saber cómo van a progresar… Hay una dispersión y una fase en la que perdemos talento y no podemos permitírnoslo. Movimientos baloncestísticos como el italiano, que ha estado por detrás de España, están intentando anticiparse a él y avanzar. O el baloncesto francés. Hasta países como Rusia están percibiendo la gravedad de la situación.

Volvemos a la Selección y las Ventanas. ¿Le va a generar algún tipo de cuestión moral la convocatoria de junio? Podrán venir algunos NBA y Euroliga y algunos de los que hay ahora se quedarán atrás.

Duda moral ninguna porque una falta de moral existiría si hubiese alguna falta de claridad o una promesa no mantenida a la hora de llamar a un jugador. Duda profesional sí. Cuando sea el momento habrá que razonar sobre los criterios que queremos seguir a la hora de hacer la siguiente convocatoria. Y, por parte de los jugadores, tener claro qué clase de disponibilidad quieren darnos. La gratificación que están recibiendo los que hay ahora, muy merecida, por su esfuerzo, es una recompensa importante y que les llena y les paga el sacrificio que hacen durante estas Ventanas. Creo que cualquier proyección sobre el futuro está fuera de lugar porque no hay futuro. Hay un presente y un proceso en el largo plazo en el que hemos ampliado la base de jugadores que se sienten comprometidos con esta camiseta porque algunos entran y otros salen. Pero hay una base que se siente parte de este equipo y que está disponible para entrar sin traumas y competir. Dentro de esta base amplia elegiremos en función de unos criterios. Una vez superada esta Ventana y digerido el segundo momento, es el paso de la FEB decidir qué parámetros seguir.

¿Le hace ilusión que gente como Pau Gasol mande un mensaje de recuerdo y apoyo? Es anecdótico pero significativo.

Públicamente, muchos de los jugadores que no están aquí han hecho sentir su presencia y su ánimo. La idea es que haya un sentimiento de pertenencia que puede luego concretarse en una convocatoria o no, pero que es parte de algo. No me sorprende porque sé el compromiso que tienen estos jugadores.

¿Ha recibido llamadas de jugadores de Euroliga que le han manifestado que le hubiera gustado estar en estas Ventanas?

Si conseguimos mantener una competitividad que nos lleve al Mundial, es una fase que nos tiene que permitir o dar la alternativa o afianzar en la Selección a jugadores que, o no han tenido esta oportunidad o la han tenido poco. Cuando me hace esta pregunta no pienso en los megaveteranos sino en una franja amplia de jugadores NBA y Euroliga no del todo asentados dentro de una franja de edad en la que tienen que consolidarse con la Selección.

¿Está siendo Fran un buen capitán?

Sí, y esto sí que está siendo una agradable sorpresa en el sentido de que he tenido a Fran en etapas diferentes en su club y en la Selección en momentos tempranos de su evolución como jugador y como persona. Desde luego, está ejerciendo la veteranía de manera bien entendida. Primero, como ejemplo. Síntesis en ser la cabeza del grupo junto a jugadores como Sergi Vidal pero también con seriedad y conciencia de saber que estamos aquí para trabajar bien y conseguir el resultado. Pasarlo bien pero trabajar con seriedad y conciencia de que estamos con una misión y hay que llevarla a cabo.

La última. Quítese el chándal de seleccionador nacional y piense como un experimentado hombre de baloncesto. ¿Qué sabor de boca le están dejando las Ventanas honestamente?

Creo que las Ventanas en sí están constituyendo una actividad y una competición que tiene unos valores interesantes. Es obvio que si lo valoramos desde el punto de vista del conflicto existente entre FIBA y Euroliga y la no disponibilidad de jugadores, es legítimo que se mantenga una sensación de algo incompleto pero como mi forma de ser aprecia más lo que hay, he visto partidos divertidos, he conocido jugadores que han podido dar un paso al frente. Como en todas las cosas, si uno quiere buscar lo positivo también lo encuentra.