REAL MADRID 87- EFES 68

Doncic y un enorme Tavares imponen su ley ante el Efes

El pívot firmó 14 puntos, 9 rebotes y 4 tapones para 25 de valoración y ya no jugó en el último cuarto. Doncic volvió a sobresalir ante un equipo turco que se le da bien. El Madrid, muy sólido.

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A estas alturas de viaje ya hay equipos que saben que no irán más allá, que el playoff de cuartos queda fuera de su alcance. Uno de ellos es el colista, el Efes, que vive un segundo curso dentro de la misma temporada, pero ya enfocado a la Liga turca. Y quizá eso se notara en la segunda parte. Nuevo entrenador (Ataman por Perasovic) y nuevos refuerzos (Douglas y Dragic) que se unen a los jugones que ya estaban (McCollum, Simon...). Y el mérito del Madrid fue aplacarlos a todos, muy sólido como grupo. Una roca. Apenas encajó 68 puntos (30 al descanso) y forzó al rival a lanzar con porcentajes muy pobres. Arrasó en el rebote (46 a 34) y no dejó de circular bien el balón mientras que Tavares y Doncic imponían su ley.

El efecto Tavares sigue en plena efervescencia y eleva al Madrid a otro nivel. No jugó en el último cuarto y aun así acabó con 14 puntos, 9 rebotes, 4 tapones y 25 de valoración. En la primera parte destrozó a Dunston, elegido dos veces mejor defensor de la Euroliga, y a todo el Efes. Por cada gorro que ponía, cambiaba otros tres tiros. En la reanudación, Ataman optó por arrostrar la amenaza con Derrick Brown, un interior muy exterior, y con un pívot triplista como Motum. Dio igual, Tavares encontró incluso así su lugar. Aguantó el tipo atrás lejos del aro (10 puntos de Brown entonces) y demolió al rival en ataque con su superioridad física.

Randolph no reapareció

La esperada vuelta de Randolph no se produjo. A media tarde Thompkins mejoró de sus problemas estomacales y Laso optó por incluirle en la convocatoria y posponer la vuelta de Randolph. Le vendrá bien sumar más entrenamientos con el grupo antes de volver al ruedo, porque el Madrid lo va a necesitar. Ya la semana pasada, con la enfermedad de Doncic, el equipo acusó cierta fatiga.

El propio base esloveno pidió, asfixiado, el cambio en el segundo cuarto. No había salido de titular, aunque acumulaba nueve minutos del tirón por las dos faltas rápidas de Campazzo. Se sentó, apenas 200 segundos para recuperar el aliento, y tuvo que volver a escena porque Randle no podía contener a sus pares, que le atacaban en cada acción. Y si algún adjetivo se ganó ayer el Madrid, fue el de equipo serio. Llegó al descanso nueve arriba (39-30), sin alardes pero con una pila de cosas bien hechas. Y luego siguió haciendo acopio. Repartió, por ejemplo, 23 asistencias (8 de Rudy) para 117 de valoración.