ACB | BILBAO 74 - OBRADOIRO 84
El gigante Pustovyi y sus mates abusan del Bilbao Basket
El Obradoiro rompe una serie nefasta de siete derrotas seguidas y los locales vuelven al terreno de la preocupación, como ante el Burgos. Fin de la racha de Miribilla.
El pasado viernes AS preguntaba a Mrsic por la preocupante defensa a Pustovyi, ante la ausencia por lesión de Gladness, el único jugador con piernas y brazos equiparables al interminable cinco del Obra. El técnico croata manejó el discurso que corresponde en estos casos, para elevar la autoestima de su bajito equipo: entre todos se apañarían. A la hora de la verdad, el ucraniano hizo añicos la pintura. Se empadronó ahí como el rey absoluto. Fue el cabecilla de la remontada de su equipo, que acaba con una racha de 0-7. El RETAbet rompe todos sus sueños. Si su entrenador pedía ambición para mirare más allá de la permanencia, la cruda realidad, como ante el Burgos le da un portazo en las narices. Adiós a una aceptable racha en casa (tres victorias consecutivas). Thomas, el agitador habitual, cambió su rol y el equipo estuvo congelado en la parte definitiva. La segunda unidad fracasó.
Envidia absoluta: ¿merece la pena invertir en una cantera que a saber cuándo da sus frutos? ¿no provoca más seducción esta forma de formar jugadores grandes desde jóvenes como hace el Obra? Siempre se echa de menos a los que no están, pero los 2,11 de Gladness son mucha concesión ante los 2,18 de Pustovyi, que se fue a la capital de Galicia con una hoja de servicios increíble: 19 puntos, 9 rebotes, 4 tapones, 7 faltas recibidas, 30 de valoración y cinco mates. Desde el 18-4, las cosas parecían fáciles para los 'los hombres de negro'. Los nervios que se traía el Obradoiro, con muchas pérdidas y balones que se les iban de las manos, le habilitaron para volar. La vida seguía siendo fácil como en las últimas actuaciones. Mrsic exige salida a fuego, pero el equipo se cayó como en tiempo pretéritos 8se comió 50 puntos tras el descanso) y si en esta etapa casi siempre ha sido competitivo, al final fue un pobre diablo. Tal vez abusó de arranque del tiro, al embocar mucho, y esa comodidad le hizo ir perdiendo agresividad y explorar en las inmediaciones del aro. Pero Moncho Fernández, enorme generador en el pick and roll lateral, sacó el orgullo de sus muchachos, especialmente Thomas, Benzdzius y Llovet. Y eso que se vio al Todorovic líder de tiempo atrás. Y Tabu, el termómetro del equipo, fue de nuevo feliz en anotación.
La cosa pintaba seria en el primer cuarto con 11 arriba para los vizcaínos (21-10). Moncho decidió activar sus trampas interiores (40 puntos ahí y 16 rebotes más) con Spires y Llovet y equilibrar el juego con los tiros de Matt Thomas, para rebajar la distancia hasta los 6 puntos (36-30). El tercer cuarto encendió la chispa gallega. El Obradoiro arrolló con un parcial de 8-22. El daño ya estaba hecho. Pustivyi, Spires y Bendzius iniciaron un carrusel de mates. Parecía el All Star aquel de Dominique Wilkins. Un 0-9 en tres minutos empató el partido y posteriormente llegó un un 3-17 antes del 8-22 Un 1-8 en el arranque del último parcial escoró aún más el partido del lado visitante y se lo puso casi imposible al Bilbao Basket a 8 minutos del final (50-64). El RETAbet tiene orgullo y se acercó para un debate final sobre la victoria. No era cuestión de físico, porque este le sonrió en el tramo final. Pero una falta antideportiva a Todorovic y un triple de Matt Thomas, a 39 y 28 segundos del final, respectivamente, finiquitaron el choque en medio de un enorme enfado de la grada de Miribilla con el arbitraje.