El Madrid acumula un gran talento, pero no gana por los destellos de sus estrellas, por fogonazos dispersos que desnivelen la balanza. No en este momento, aunque podría, claro. Su modus operandi es otro. Triunfa por aplastamiento, el que provoca un robusto rodillo en continuo movimiento. Esa imagen simbólica la representa Felipe Reyes, siempre listo para la acción. Y cada vez más histórico: 737 partidos de Liga, los mismos que Nacho Rodríguez y ahora solo por detrás de Rafa Jofresa (756).

La plantilla de Laso a estas alturas de enero ya no es un listado de figuras, sino un bloque homogéneo bien pensado con una rotación que debilita al adversario hasta dejarle sin fuerzas. Muchas piezas intercambiables que hacen del grupo una roca atrás. Ahí donde Campazzo firma una labor impagable, ahí donde la integración de Tavares y sus 220 centímetros han multiplicado el potencial del equipo y han elevado la racha ya a doce triunfos seguidos. Los engranajes van tan fluidos que ni siquiera se nota que Doncic atraviese un bache en el triple en las últimas semanas: 3 de 21 en la Euroliga y 1 de 8 en la ACB.

El Montakit Fuenlabrada pasó así de competir y mandar (12-17) a verse 32 abajo (99-67) sin saber muy bien cómo. Y hablamos del mejor Fuenla de la historia, el que empata en la segunda plaza en un curso excepcional y será cabeza de serie en la Copa. El de Néstor García, el Che, que tuvo las ideas muy claras de inicio. Quería sacar a Tavares de la pintura y lo logró poniendo a su cinco, Sekulic, en la línea de tres (y luego a Smits y a O’Leary) para obligar al caboverdiano a seguirlo y limitar su intimidación. Los interiores ganaban metros para la penetración y creaban espacios para la movilidad de Popovic y para que Eyenga castigara a Yusta al poste bajo.

¡Qué tercer cuarto de Doncic!

El plan funcionó en ataque casi durante un cuarto, pero el rodillo blanco nunca se para y los ajustes llegaron pronto. Tavares marcó diferencias (15 puntos, 13 rebotes y 27 de valoración) y el Fuenla se vio forzado a jugar a algo a lo que no acostumbra. Rudy entraba además en pista exhibiendo otra vez muñequita (4 de 5 de tres) y Thompkins castigaba a sus pares cerca del aro. El acierto en el triple mantuvo vivos a los visitantes (6 de 13 al descanso), que languidecieron en el tercer cuarto frente a Doncic (12 puntos, 6 rebotes, 3 asistencias y 19 de valoración en esos diez minutos) e implosionaron en el último.

Incapaces de aguantar el tirón del líder, como el resto de perseguidores. El Madrid se dispara en la Liga Endesa. Solo una derrota en 16 jornadas y cuatro triunfos de ventaja ya a los segundos, al Barça, al Valencia y al Fuenla. Y seis al Unicaja y al Baskonia. Un abismo.