Gran instinto de supervivencia del Bilbao Basket ante el Unicaja
Redivo encendió la chista en Miribilla, que empieza a creer en la permanencia tras doblegar a base de defensa a un rival que pudo notar el cansancio de IsraelReal Madrid - Iberostar Tenerife, en directo: ACB Liga Endesa 2018
La cola de la tabla se mueve y el que no espabile, no sale en la foto de la ACB la campaña próxima. El Betis ganó de nuevo y en Miribilla sentían la angustia al conocer la noticia. El descenso llamaba a la puerta con nudillos poderosos, de aquí que tras ahuyentarla por el momento y comer las uvas con tranquilidad, la celebración por el triunfo fuera por todo lo alto. Mumbrú estaba casi tan exultante como cuando ganó el Mundial con la Selección. El Unicaja fue un alma en pena en los últimos cuatro minutos, cuando la defensa vizcaína elevó varios puntos sus prestaciones hasta rozar la perfección. Llegaba de una victoria de enorme prestigio en Tel Aviv pero en la ACB sigue sin estar a la altura. Estuvo perezoso, fue incapaz de almacenar 20 puntos en algún cuarto y eso no se explica ni admite por el cansancio desde Israel. Redivo resurgió de lo profundo de una garganta que se estaba engullendo al cuadro vizcaíno y se llevó de la mano a la gente a por la quinta victoria del año. Llueve menos en el feudo verde y amarillo, que sigue mostrando un gran instinto de supervivencia.
El primer cuarto fue un mero tanteo: una ventaja de 15-10 local, recortada hasta las tablas por parte de Unicaja y, en general, un partido de poco ritmo, con tanteo alto para la propuesta de ambos, a la expectativa. Joan Plaza lo tenía claro: puso en pista a Shermadini, que siempre se atraganta al Bilbao Basket, y jugó todo interior para evitar desgastes. Era lo fácil. Y seguro. Mrsic no sabía cómo frenar los ganchos del gigante georgiano. Mandó a Vucetic al ring por ir acumulando defensores y por atacarle un poco, pero el paseo era continuo. A Unicaja le iban haciendo camino el juego interior y el filón de los tiros libres de su cinco: llevaba en ACB un 93%, así que era un arma certera.
Shermadini llevaba al descanso 20 de valoración en 13 minutos. Mrsic ha marcado unas señas de identidad claras: el equipo se vacía atrás y en verdad su defensa ya es otra cosa, pero en campo contrario retiene los caballos hasta el segundo 20 y a partir de ahí le faltan herramientas explosivas para romper, como las que abundan en el almacén de Plaza. Pero el equipo cree más en lo que hace.
El partido solo estaba vivo por el 0/14 en los triples que llegó a acumular el cuadro costasoleño. La reserva de este tiene de todo y muy bueno. Suárez, por ejemplo, se hizo presente en el rebote defensivo. El debate pareció encontrar un punto de inflexión con el bocinazo de la primera parte, el que acompañó al estreno triplista visitante: lo estampó Waczynski y supuso la máxima diferencia para sus colores: 30-35. Curiosamente ese fragmento acabó con supercanasta y el siguiente se abrió de la misma manera y con idéntico protagonista: 30-38. Sin embargo, el RETAbet siempre creyó y regresó a la escena para sostener la emoción un rato más. Como el baloncesto se sintetiza en tres conceptos básicos: defensa, ataque por dentro y ataque por fuera, el Unicaja, tras percutir en la pintura, se esmeró en el lanzamiento exterior con la muñeca de Waczynski y empaquetó cinco triples en el tercer acto.
Hervelle no podía con la velocidad de pies de Suárez cada vez que recibía y, a su vez, el Chimpa detenía, por corpulencia, brazos e inteligencia, los posteos con copyright de Mumbrú. El Bilbao andaba muy espeso en las transiciones ofensivas, muchas veces no sabe si ir o si aguantarse y marear la bola hasta que alguien ve el reloj en rojo y se la tira. La ventaja malagueña se estiró al 43-54, pero no se entregó el Bilbao y, azotado por la frescura de Redivo, se puso por delante a falta de 3:05 (63-62). Con el 'pibito' encendido (siete puntos seguidos y 11 en el cuarto) Miribilla volvió a tener fe, mientras los andaluces se achicaban hasta en tiros muy claros. Porque a nadie entra en la cabeza cómo con semejante plantel de lujo los lanzamientos decisivos estuvieron en manos de Alberto Díaz, todo corazón, sí, pero parece que hay opciones mejores. Con tres arriba y cinco segundos por desarrollar, el Bilbao Basket hizo una falta, evitando un accidente desde el arco, a Waczynski, que tiró a meter el primer tiro libre y lo falló y lanzó una pedrada en el segundo en busca del rebote y lo coló. En otro viaje a la línea fatídica, con -4,02, Mumbrú erró el primer lanzamiento y el marcador aún desafiaba con +3 para los locales. Nedovic no acertó con la clásica parábola desde su casa en busca de la prórroga. El mismo día que se celebraba una década desde aquel histórico liderato bilbaíno con Vidorreta, la ciudad del Guggenheim volvía a sonreír por un logro bastante menor pero a la larga más valioso. Ni las molestias físicas, ni la precariedad ni otros detalles (¿qué les pasa a algunos jugadores al coger la bola para encestar a un metro que se les escapa?) pueden con esta gente.