El Bilbao Basket estropea al final un gran partido en Andorra
Tres pérdidas incomprensibles tras tiempo muerto cuando se decidía el encuentro le arruinaron. Compromiso muy largo en el que los del Principado sentenciaron desde el triple.
El Bilbao va reparando vías de agua de la mano de Mrsic. Pero le queda aún cerrar 40 minutos sin alguna chapuza. En uno de los partidos más completos del año, llevó la incertidumbre al máximo extremo: empate a 81 a -2 55. Pero a salida de un tiempo muerto cometió tres errores de principiante y entregó la cuchara: incomprensiblemente Salgado fue a sacar de fondo una bola aérea no se sabe muy bien a quién y le robó la cartera Jaime Fernández. Luego encadenó otros dos despropósitos que solaparon su gran tarde. El alumno progresa pero debe mejorar: del banquillo salieron 60 puntos, que no está nada mal; su defensa es ahora santo y seña, aunque otra vez rozó los 100 en contra. Y si se aplicó como nunca en el juego interior y el rebote ofensivo, a la hora de la verdad, de meter el cuchillo al enemigo, sufrió un ataque de costumbre, de evaporarse en un momento y arruinarse, como en todo este tortuoso año.
El RETAbet protege más el balón que antes y ahora hasta tiene presencia con el juego interior, ese que antes no servía ni para estorbar. Su identidad está más marcada, vamos que se sabe a qué juega. La producción tras rebote ofensivo, la pareja Gladness-Thomas y la fulgurante aparición de Mumbrú en la segunda parte, cuando el partido se ensució, pusieron al Bilbao en la pista de un nuevo triunfo en Andorra, cerca de alejar definitivamente los fantasmas. Pero nadie contaba con el descoloque final. El equipo del Principado vivió del triple, como el Estudiantes una semana atrás en Miribilla, y al final pudo equilibrar un poco el juego con Diagne y los rechaces en aro ajeno. Las pérdidas desquiciaron a los vizcaínos en una tarde vaga, muy larga y con poco ritmo.
A Mrsic se le sigue cayendo gente del perímetro. De vuelta Tomàs, estaba sin Redivo por problemas en una muela y esta vez se le desconectó a última hora Fischer, por dolores en el tobillo. Lo comido por lo servido porque regresó un Tabu aún con pulsaciones bajas pero que echó una buena mano a Salgado e incluso coincidió con él en pista un rato.
Al Bilbao le faltaba el liderazgo de Tororovic (es la misión más urgente de Mrsic, recuperar su puntualidad tras el MVP compartido de la jornada precedente). El equipo visitante andaba buscando su punta de velocidad, la regularidad. Pasó de 27-20 a 27 25 y se vio con ocho de desventaja tras un triple de Jaime Fernández que ataca a Salgado sin piedad: 53-45 con dos minutos consumidos del segundo tiempo. Luego se enguarró el encuentro, con técnica a Blazic por una entrada a canasta en la que pegó un leve manotazo a Mumbrú, y a continuación una a este por desplazar la bola tras canasta. Protestas, malos gestos, sangre… Mucho lío. El capitán de los 'hombres de negro, perro viejo, sacó petróleo en la trinchera. De su mano, el RETAbet se puso por delante a -13:19 (60-61), algo que no ocurría desde los compases iniciales.
Los triples andorranos seguían arreciando sin distracción alguna, con posiciones demasiado cómodas de tiro. No llegaban los defensas a las esquinas. Cayó otra técnica, a Stevic, tras una fea respuesta al caerle personal por moverse en un bloqueo. La falta era la cuarta y el añadido, la quinta. Menudo error. Jelínek tuvo que tirar del carro y con 5/6 en triples mantuvo el liderazgo en el marcador. Por entonces Jaime Fernández llevaba 8 asistencias. Siguió el cacao: antideportiva de Shurna a Salgado a -4:41. El sorbo final fue un canto al desastre visitante. Y siguieron las rarezas: Tomàs se dañó un dedo al ir a chocar manos con Thomas y meterse por medio Mumbrú. Un final amorfo a una tarde interminable.