Popovic domina el derbi y el Fuenla se agarra a la Copa

Brillantes y magníficos. Los derbis entre el Movistar Estudiantes y el Montakit Fuenlabrada siempre tienen algo grande y escondido. Son emocionantes y divertidos. Y el número veinte en el pabellón estudiantil no podía ser diferente. El control del duelo por parte de unos y de otros se mezcló con auténticos minutos de caos donde ni se anotaba ni se botaba ni se pasaba. Bendita locura. Benditos equipos cuya rivalidad crece cada año con los del sur de Madrid cada día haciéndose más fuertes. El Montakit se llevó el duelo por la cabeza de Popovic (15 puntos). Por sus piernas y sus brazos. Es patrimonio de la humanidad en Fuenlabrada. Con once segundos por delante, Landesberg empataba el encuentro a 69 y el base salió a la carrera, ganó a todos, a su sombra, y vio por el rabillo del ojo a Eyenga que dio el triunfo a los del Che. El argentino y sus pupilos rugieron de nuevo. Y de qué manera: la Copa está cada vez más cerca.

Cook, por dentro y Olaseni, por fuera. El base estudiantil dirigía y anotaba; el británico fuenlabreño intimidaba y martilleaba la zona. Dos puntos cardinales opuestos que manejaron los primeros veinte minutos de un animadísimo partido que los colegiales, con el caminar, parecían hacer suyo. No era el marcador (su máxima fue +9; +2, para lo visitantes) pero el ritmo y las puñaladas eran de la calle Serrano. Cook no fallaba (100% en tiros de campo, 3/3 en el triple) y, excepto Savané, todos los jugadores que puso en pista Maldonado anotaron. El perímetro no era una condena. Tampoco el arma principal. Simplemente, un complemento más y los colegiales ganaban en los golpes. Variantes ofensivas que desquiciaron en diferentes fases a Popovic, mientras que la defensa no se perdía a pesar de que Eyenga mostraba músculo ante un Vicedo muy valiente en el uno contra uno. Suton, bailando en la zona, ponía el 34-25 y Cruz abría las puertas del Montakit con cuatro puntos seguidos (36-29).

Al equipo del Che solo tienes que llamarlo una vez para que se sume a la fiesta. Su tercer cuarto, con Landesberg fuera del partido tras una técnica con Llorca, y un parcial de salida de 0-14 dejó a los de Maldonado en tan solo siete puntos. Los primeros con 5:30 jugados y desde el tiro libre (Cook, 38-43). A los seis, llegaron en acción con un triple de Brown (41-43). El mexicano Cruz se sumaba a la diversión y, junto a Olaseni, el Fuenla superó la barrera de los diez (43-54). La clásica pájara estudiantil sin que nadie supiera como reaccionar, ni jugadores ni banquillo. Un parcial de 17-5 con Savané y Hakanson como puntas de lanza situaban el partido de inicio: 60-59. Vuelta a empezar con solo 180 segundos por delante. Y el Montakit disfrutó sobre el alambre: Popovic y Cruz, desde el perímetro, abrían brecha. El primero con 'suerte', el segundo tras una magnífica jugada de tiralíneas: 62-67.Landesberg empató y el croata decidió un partido que se podía haber cerrado antes si los árbitros llegan a pitar como antideportiva una dura falta de Suton sobre el base. Eso habría ahorrado muchos nervios. Pero está bien lo que bien acaba, y el Fuenla vuelve a sonreír después de dos derrotas consecutivas. La Copa no es solo un sueño. Está en su mano.