La disminuida Serbia de Sasha Djordjevic ya está en cuartos de final de Eurobasket. Es obvio que las ausencias pesan y que nada es lo mismo sin Teodosic, Nedovic, Jokic, Raduljca, Kalinic o Bjelica pero aun así quiere sentirse competitiva. Finalista del Mundial y los Juegos, y con el Eurobasket entre ceja y ceja pese a las bajas, ni siquiera le hizo falta su mejor versión para deshacerse de Hungría (86-78). Pese a la victoria, a Djordjevic se le llevaron los demonios en el banquillo porque su equipo estuvo gris y frío, sin el alma que él mismo le ha devuelto. Para derrotar a Hungría bastó una actuación funcionarial, pero ya no ganará más partidos desde lo burocrático. Le espera la Italia de Messina, gran duelo de banquillos, en cuartos.

A Hungría no se le puede pedir mucho más. Ha explorado sus límites en el campeonato y, pese al mediocre día de Hanga, sólo un punto y mermado físicamente, se apoyó en Perl para llegar al final con alguna mínima esperanza. Del 69-53 del final del tercer cuarto pasó a un 69-62 que le dio una mínima esperanza pero que no pasó de ahí. El gigante Marjanovic puso la línea y de ahí no bajó la renta de los serbios, que se apoyaron en la anotación de sus hombres altos (Marjanovic, Kuzmic y Macvan) y en el fenomenal Bogdanovic para firmar un triunfo sin pasión que le pone a las puertas de semifinales.