Se acabó la Ruta Ñ. España cerró su periplo por territorio nacional (Tenerife, Madrid, Melilla, Málaga) con otro plácido triunfo (90-62) ante Venezuela. Ha ganado cuatro partidos por una media de 27,7 puntos y solo ha perdido uno, ya maldito: el que apenas jugó ante Bélgica, en estado shock por la lesión de Sergio Llull. Mañana entrenamiento en Málaga y el martes por la tarde viaje a Bruselas, donde el miércoles toca devolver visita a Bélgica. Después Lituania en Vilnius, el gran test de la preparación y después el Eurobasket, que ya asoma. Por fin.

Por fin: al torneo se le están cayendo jugadores a un ritmo infernal, casi diario. En menos de 24 horas, Antetokounmpo y Teodosic. Un desastre para dos rivales directos por el oro, a priori, pero sobre todo una rúbrica a esa sensación que pesa sobre el equipo tras la renuncia tardía de Mirotic y la desgracia de Llull. No news, good news. Que pasen los días, que no haya más problemas. Parece el mantra de un grupo de jugadores experto, que sabe cómo y cuándo tiene que ir dando pasos en su rodaje y que apenas ha pisado el acelerador en estos cinco partidos jugados en trece días.

Venezuela salió escaldada del Madrid Arena hace menos de una semana: 90-44. Esta vez, en un Martín Carpena lleno y con un ambiente excepcional que estuvo casi siempre por encima del partido, compitió mejor con sus armas, en las que hay muy poco talento y mucho trabajo, una disciplina férrea y una buena intención que, obviamente, no vale para aguantarle el ritmo a España un partido completo. Ni siquiera cuando los de Scariolo juegan silbando. Eso sí: después del 48-19 al descanso del primer partido, esta vez el campeón del FIBA Américas 2015 (un hito histórico, un milagro) llegó a vestuarios en 42-36 y al ecuador del tercer cuarto en 53-49. Ahí se acabó. John Cox (primo de Kobe Bryant: 18 puntos) dejó de anotar, el tiro exterior se agotó y Venezuela vivió doce minutos de dos canastas en juego y un tiro libre (81-54). España hizo lo justo para romper el partido, el resto fue cuestión de lógica.

Ese tramo final alegró la cara de una Selección que sesteó en el primer tiempo, que vivió de Pau Gasol (13 puntos en el primer cuarto, 21 totales) de salida y desapareció sin él en un segundo cuarto muy feo en el que Venezuela exprimió su mayor voluntad. Y se agotó. En los últimos 15 minutos emergió Marc Gasol, que necesita sacar su mejor sonrisa con la Selección: a base de triples y pases de playmaker (lo que hace en los Grizzlies cada noche) abrochó las mejores acciones del alegrón final de España y terminó en 16+6+4. A su alrededor, buenos minutos de Vives y Oriola, el primero corrigiendo un día gris de Ricky y el segundo demostrando que es un todoterreno que tendrá su lugar y sus momentos en el Eurobasket.

Del resto, no hay muchas conclusiones que sacar. Por las bajas, España tiene que resolver el juego en las alas porque la creación y la pintura están cubiertas. Abrines, del que la Selección necesita más regularidad, se desperezó al final y Juancho Hernangómez partió de alero titular e hizo mucho trabajo al lado de los hermanos Gasol. Una variante interesante. Pero entre el maremágnum de sustos, lesiones y comunicados que rodea a la preparación para el Eurobasket, la mejor noticia para España es que no hubo noticias. El martes a Bélgica, después a Lituania y de ahí a la defensa del oro. Ya queda menos.