El pasado 6 de julio, la Euroliga ratificó el calendario para la temporada 2017-18 y el conflicto en el baloncesto europeo se recrudeció un poco más al no dejar hueco para las Ventanas. Durante la próxima campaña, la FIBA programó dos parones de selecciones: del 20 al 28 de noviembre y del 19 al 27 de febrero. En ambas fechas, la máxima competición continental no se detendrá. "El hecho de que la FIBA haya decidido organizar de manera unilateral esos partidos coincidiendo con el calendario de clubes es una responsabilidad exclusivamente suya", subrayó Jordi Bertomeu, presidente de la Euroliga.

El torneo europeo no es el único que continuará con normalidad. La NBA ya anunció que sus jugadores no irán con Estados Unidos y serán los integrantes de los equipos de la Liga de Desarrolló los que tratarán de conducir a la campeona olímpica al Mundial de China 2019. Una decisión que no tendrán repercusión negativa para sus internacionales. Algo diferente podría ocurrir en el caso español: la Ley del Deporte obliga a estos a acudir a la llamada de la Selección.

Ante el encallamiento del conflicto, la FIBA decidió hacer participes a varios gobiernos europeos. El organismo mandó el pasado viernes un carta a las federaciones de Turquía, España, Lituania, Grecia, Italia, Israel y Rusia, siete de los once países que tienen clubes con licencia en la Euroliga. Un misiva que hicieron llegar a sus respectivos ministerios de Deportes y en la que se relata "los choques directos de calendario entre la competición continental y los encuentros nacionales" con partidos programados como el Panathinaikos-Real Madrid (23 o 24 de noviembre) y Barcelona-Real Madrid (22 o 23 de febrero).