Yannick Noah, ganador de Roland Garros en 1983, uno de los grandes mitos del deporte francés y capitán de Copa Davis y Copa Federación del equipo galo, sacó los pies del tiesto hace algo más de cinco años (noviembre de 2011) con unas duras acusaciones al deporte español, sobre el que lanzó la sombra del dopaje sin prueba alguna en un artículo en Le Monde.

El artículo no dejaba lugar a la duda desde su título, ‘La poción mágica’, y desde una premisa muy clara, “¿Cómo puede una nación dominar el deporte de la noche a la mañana?”. Según su lógica, el dopaje estaba instalado en el mundo del deporte y el país que más ganaba era, por lo tanto, el que más se dopaba: “El deporte es como 'Astérix en los Juegos Olímpicos' (referencia a uno de los cómics del famoso héroe galo). Si no tienes la poción mágica, es difícil ganar. Y parece que, como Obélix, ellos (en referencia a España) fueron los afortunados que cayeron en la olla”.

Rafa Nadal y Alberto Contador quedaban en cuestión: “Vamos a dejar la hipocresía. La mejor política es aceptar el dopaje y que todo el mundo tenga la poción mágica. Por supuesto, debemos respetar la presunción de inocencia, pero que nadie se deje engañar. En España hubo el 'caso Fuentes', el mayor escándalo de dopaje de la historia, y se silenció. La mayoría de los clientes españoles del doctor se salvaron. Tal vez porque allí el deporte juega un papel muy importante y sus héroes están más protegidos que en otros lugares. La poción mágica. Cuando yo andaba todavía entrenando con mi raqueta, no hacíamos el ridículo delante de nuestros amigos españoles como ahora pasa en el campo de fútbol, en el baloncesto o el Tour de Francia…”.

Ahora, el ex tenista (56 años) acaba de ver cómo su hijo Joakim (de 32), que juega en los Knicks, recibe una suspensión de 20 partidos por parte de la NBA por “un suplemento de venta libre”. En su momento Yannick Noah fue muy criticado por lanzar la piedra y esconder la mano al no presentar ningún tipo de prueba. Ahora quizá se dé cuenta de que hay que medir bien las palabras por si las tornas acaban dando la vuelta…