El Bilbao se complica el pase con un día aciago en Vilna

El Bilbao se ha complicado la vida europea en casa... y a domicilio no parecen irle mucho mejor las cosas. Lleva dos triunfos, uno en Miribilla y otro en la distancia alemana, y ahora tendrá que superar al Fuenlabrada la semana próxima en cancha propia y mirar otros resultados (el triple empate de ambos y Alba le sonríe), aunque tal vez suene la flauta en Moscú ante un Khimki que es primero de grupo. El equipo regresó a sus peores vicios en Vilna. La locura se adueñó del partido y eso está bien para un rato, pero cuando el debate te demanda un poso, ya parece que te olvidas de qué era eso. Quitando dos ráfagas raciales, en el tercer cuarto y al final cuando ya era demasiado tarde, no hubo huella vizcaína en el precioso Siemens Arena. El equipo caminó descabezado frente a otro torbellino, pero éste sí tenía claro dónde había que poner el foco: en su líder Logan (letal cuando se estaba masticando lo bueno), el acierto en el triple y la carga del rebote (39-23, entre Gudaitis y Gordon, 26, más que todo el RETAbet).

Adiós a la racha de 3-0 entre Liga y Europa. Otra vez entró mal el RETAbet al choque y luego tuvo que nadar contra la corriente: 21-9 en el primer acto, con sólo tres canastas en juego. Bajo los parámetros de la anarquía y gana el que más corra, Mendia y Todorovic apretaron las clavijas (35-33). Pero Tabu aún no está con ritmo y cada vez que sale se nota, el equipo se obstruye. Eric y Mumbrú se cargaron pronto con la segunda falta, otra vuelta de tuerca a la hora de romper el guión. El equipo de Duran llegaba tarde a los sitios, andaba fuera de sitio. Hasta una mano involuntaria del pívot nigeriano percutió en el rostro de Gordon y le hizo sangrar. Quedó la nariz de éste como el mapa de La Rioja y la zona medio bañada en sangre. Los dos protagonistas de la resolución de la ida. Al descanso, Buva, Todorovic y Borg eran los más incisivos de cara al aro contrario. Y en el Lietuvos, Logan y Fisher, es decir, todo en orden, aunque al exbaskonista luego se le frenó mejor (Akognon, el otro ex del Buesa, está aún muy desconectado de lo que quiere Pacesas). Mumbrú hizo la tercera falta con 56 segundos transcurridos en el segundo tiempo. 

Con sangre sudor y lágrimas, apretando en líneas de pase, a la chepa de un Hervelle sacrificado, el Bilbao se puso con 47-45 a falta de 14:55 con un tiro libre de los dos que lanzó Borg. Lo más difícil parecía quedar atrás y se tiró todo el trabajo por la borda con acciones inexplicables, fundamentadas sobre todo en el triple, o buscando el juego interior justo cuando no venía a cuento, como en un pase de Tabu a Buva, que estaba de espaldas perfectamente defendido y permitió un contraataque lituano. Bandejas, alley oops... arremetió el ciclón. Bamforth maquilló el marcador tras un -20. Toca remar mucho para olfatear el Top-16.