Sergio vuelve a la titularidad pero LeBron y Kyrie machacan

No hay duelo más desigualado en el Este en los últimos años que un Cavaliers (o antes Heat: el equipo de LeBron en realidad) contra los Sixers. Pero en Philadelphia se dieron el gusto de dominar durante más de tres cuartos a un rival al que no le sentó bien el madrugón, menos después de haber pasado la tarde anterior en el football universitario, animando a Ohio State contra Michigan en uno de los mayores espectáculos del deporte estadounidense (ganó Ohio State de forma increíble y después de dos prórrogas, por cierto).

En partido matinal y tras viajar a Philadelphia, los Cavaliers empezaron el partido fallando 14 tiros (0/14 en 5 minutos: 10-2) pero acabaron ganando 108-112. Básicamente, en cuanto se desperezaron. Llegaron a perder por 14 en el primer tiempo y por diez casi al final del tercer cuarto (81-71). No se adelantaron hasta un par de minutos dentro del último cuarto: 84-85 a falta de 9:22 y con Kyrie Irving cargando con todo. El base anotó 10 de los 13 primeros puntos de su equipo en ese último cuarto en el que sumó 19 para 39 totales. Nada mal después de llegar al descanso con 13.

En realidad, los Sixers tiritaron en cuanto cargó el big-three, que había anotado los 24 puntos de su equipo en un primer cuarto nefasto (7/27 colectivo en tiros, solo dos asistencias). En cuanto cargó de verdad: Irving terminó con esos 39 puntos y 5 triples (los Cavs volvieron a pasar de diez: 12/40), Kevin Love se fue a 25 y 11 rebotes a pesar de una brecha en la ceja que le dio problemas desde el primer cuarto y LeBron sumó un triple-doble de autoridad incontestable: 26 puntos, 10 rebotes, 13 asistencias. Cuando sus compañeros no las metían, se puso a anotar. Cuando recuperaron la puntería, empezó a asistir. Entre los tres dejaron en nada los míseros 10 puntos del banquillo (Shumpert era baja por lesión y Frye por la muerte de su padre menos de un mes después de la de su madre, una tragedia) o el 0/11 en tiros de JR Smith, que como sus compañeros empezó helado pero a diferencia de ellos, nunca entró en calor.

Los Sixers lo intentaron pero se llevaron la tercera derrota seguida (4-13 por el 13-2 de los Cavs). Una nueva lesión de Jerryd Bayless devolvió a la titularidad nada más perderla a Sergio Rodríguez, que jugó un buen partido de menos a más como todo su equipo. Acabó con 12 puntos y 7 asistencias con un 2/3 en triples y solo dos pérdidas. Henderson, Ilyasova y sobre todo Embiid (22 puntos, 9 rebotes, 4 asistencias, 3 tapones) estuvieron bien acompañados por el banquillo (Saric, Stauskas y 14 puntos de Okafor) pero no había cuestión. En cuanto quisieron y como quisieron, los Cavaliers se llevaron la victoria. La ley del más fuerte, sencillamente.