Puede que los Thunder no vayan a luchar por ganar el anillo, que incluso sufran para lograr un billete de entrada a los Playoffs. Lo que no quita que estemos asistiendo a una de las mejores temporadas, en el plano individual, de la historia de la NBA. Evidentemente nos referimos a un Russell Westbrook al que cada vez cuesta más encontrarle un adjetivo que califique lo que está haciendo. Casi mejor que hablen los números: 31,2 puntos, 9,94 rebotes y 11,16 asistencias. Tras 18 partidos jugados, esos son sus promedios. Únicamente Oscar Robertson ha logrado promediar un triple-doble a lo largo de todo un curso: 30,8+12,5+11,4 en la 1961-62. La exigencia física de la Liga y que apenas llevemos un mes de competición hacen que sea realmente complicado que el base de los Thunder iguale al mítico Big O. Pero quien sabe. Un rebote más (acumula 181) y Westbrook estaría firmando una campaña perfecta, estadísticamente hablando, a día de hoy.

En el triunfo de OKC ante los Pistons (106-88), Russ sumó su séptimo triple-doble de la temporada (se han logrado 15 hasta la fecha) y el número 44 de su carrera. Cifra con la que alcanza a LeBron James, pasando a ocupar la sexta posición histórica en la Liga. Con la única salvedad de que el de Akron acumula 1.000 partidos de Regular Season (superó a Fat Lever en su duelo 999), por los 605 que ha disputado Westbrook. Esto es, ha necesitado ¡395 partidos menos! En esas 44 soberbias actuaciones, los truenos perdieron solamente en 6 ocasiones (38-6). En lo que respecta a LeBron, sus equipos (Cavs y Heat) registran un récord algo inferior: 35-9. 

"Es un Hall of Fame. Eso es lo que es, un hall of famer", comentaba Billy Donovan tras otra exhibición del base (17+13+15). Hace apenas 24 horas venía de lograr un 36+12+18 ante los Nuggets, lo que le convierte en el segundo jugador tras Magic Johnson en firmar en un back to back dos triples-dobles con al menos 15 asistencias. Los datos a analizar y procesar se acumulan en cada partido que disputa. Un jugador tan soberbio como excesivo. Los Thunder acaban y empiezan en él. Entra tanto en juego que, cómo no podía ser de otra manera, sus pérdidas no son pocas. Esta madrugada perdió 5 balones. Sólo James Harden comete más pérdidas que sus 5,4 por noche. Poco le importa esto a Westbrook. Esa es su manera de entender el baloncesto. Lo deja todo en la pista. Y no se esconde. No para de intentarlo. Y decide partidos. Aunque como hoy, acabe con un 8/22 en tiros (0/5 en triples). "Es una combinación de mejorar como jugador y ser cada vez más paciente", explica el protagonista de la noche.  

En la visita de los Pistons, el base contó con la colaboración de Victor Oladipo y Steven Adams (34 tantos y 15 rebotes entre ambos). Además de la inestimable aportación del banquillo, personificada en los 21 puntos de Anthony Morrow y los 12 del turco Kanter. Esta vez, Abrines se quedó fuera de la rotación y sólo disputó 49 segundos. Testigo de excepción del enésimo show de Westbrook. Un jugador mayúsculo dentro y fuera de la cancha: "Para mí, alcanzar a LeBron no significa nada. Estoy contento, pero por haber ganado. Eso es lo más importante. Cada noche trato de competir al más alto nivel. Estoy agradecido por poder jugar al deporte que amo". 'Let Westbrook be Westbrook'.