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ARMANI MILANO 90 - REAL MADRID 101

Llull está de vuelta y Randolph y Hunter elevan el listón blanco

El base volvió a meter un triple tras encadenar 17 fallos y jugó un gran partido. Randolph (20 puntos y 14 rebotes) y Hunter (18 y 5) fueron dos torres insalvables para el Armani Milán.

Sergio Llull y Ricky Hickman.
Sergio Llull y Ricky Hickman.MATTEO BAZZIEFE

El Mediolanum Fórum recibió al Madrid dos años y medio después de que perdiera la final de la Euroliga frente al Maccabi. Imposible que algún rincón del recinto no evocara en los veteranos de aquella guerra la amargura de la derrota, pero apenas fueron fogonazos de una mala noche ya pasada. Este jueves el equipo blanco andaba en otra cosa, en la cabeza no le cabía mucho más tormento que la derrota del martes en casa ante el Baskonia. Un resbalón sonado por las circunstancia, por las bajas rivales y por caer tras remontar 17 puntos e ir ganando luego por ocho.

Un disgusto que transformó al Madrid en 48 horas, de un equipo despistado (“terrible y sin energía”, en boca del propio Hunter) a otro motivadísimo y muy centrado, responsabilizado. Actitud que le catapultó hasta los 101 puntos frente a un Armani Milán que lleva años buscando el espejo donde mirarse para recuperar la grandeza perdida. Esta vez lo tuvo enfrente, batallas así le ayudarán. La plantilla, la mejor de los últimos años, bailó casi siempre al ritmo de Hickman, con Sanders, Simon y McLean cubriéndole las espaldas.

Vimos, y también Giorgio Armani (82 años y en primera fila), a un Sergio Lull de vuelta tras encadenar 17 triples fallados en los tres partidos anteriores (Maccabi, Estudiantes y Baskonia). Anotó dos, apenas una anécdota tras completar una actuación redonda (18 puntos, 6 asistencias y 18 de valoración). Pero ese listón que empezó alzando Maciulis lo elevaron a cotas inalcanzables dos jugadores que encajan como anillo al dedo en el estilo Laso: Anthony Randolph y Othello Hunter. Entre los dos frustraron cualquier intento del Olimpia Milano de asomar la cabeza. Agruparon fuerza y talento y demolieron al rival con su ímpetu.

Randolph enloqueció a unos defensores que solo pudieron abrazarse a la impotencia: 20 puntos, 14 rebotes y 26 de valoración. A su lado, Hunter, el cazador, potencia con control (18 tantos, 5 capturas y 20 de valoración). La presencia de ambos habilita un colchón que la temporada pasada no existía y forzaba a Ayón a fajarse siempre en primera línea de batalla.

Más allá de destellos individuales, el Madrid recuperó la hechura de equipo. Rudy y Carroll volvieron a ser piezas instrumentales de una orquesta en la que no tocaron ni Thompkins ni Taylor y apenas lo hizo Doncic (4:20 en pista).

El Real ya había marcado territorio entre el final del primer cuarto y el principio del segundo (20-31) y se mantuvo en posición dominante hasta el final (58-73). O casi, porque sí que vivió instantes de desasosiego en el inicio del último cuarto. Dos faltas seguidas de Reyes, una antideportiva y otra que concedía un 2+1, repararon la fe local: 70-75 y... 75-77. La esperanza del Armani se evaporó rápido frente al póquer de ases blancos: Randolph, Hunter, Llull y Rudy. 90-101. La Euroliga coge velocidad.