El Herbalife Gran Canaria se lame sus heridas en Novgorod

Siguiendo la trayectoria y el buen hacer de las dos últimas temporadas, el Granca usa la Eurocup como cura a todos sus males, en especial en este inicio de curso. Esta tarde se dio un festín en Rusia para afrontar con relativa calma la visita del Fuenlabrada. Kuric volvió a ver enorme el aro, y Báez sostuvo al equipo cuando los rusos amenazaban con remonta. Sobró el último cuarto.

Y es que Europa pasar por ser medicina pura para el Gran Canaria, ahora que vive tiempos de zozobra clasificatoria en la ACB. Sobre todo fuera de casa, ni que fuera Hércules o Leónidas, cuando un viaje infernal no le impide ofrecer lo mejor de sí en el campo de batalla. Nada más empezar, y comandado por Báez, Salin y McCalebb, tomó la delantera en el marcador, 8-13, a ritmo de récord anotados. Y si Gurbanov osaba con igualar el envite, triple para el 11-13, el propio Salin le contestaba segundo después desde idéntica distancia.

La cesta parecía una piscina olímpica para el Granca, especialmente para O´Neale, que sumó 10 puntos sin fallo en el primer cuarto (de ahí hasta el final, solo 2 más). Así, un triple del alero nortemaericano le dio a los suyos el +10, 13-23, dejando tocado a un inocuo Nizhny. La máxima ventaja para el Herbalife llegaría tras una excelsa conexión Oliver-Aguilar, 19-32, distancia casi calcada a la del final de los 10 minutos iniciales (24-36).

Le debía algo más el equipo ruso a su bulliciosa afición, pero el parcial de 6-0 con el que inició el segundo cuarto no fue más que la sombra de una ilusión. Así, Aguilar cortó desde el 6,75 cualquier conato de remontada (30-39). Kuric también se quería sumar a la fiesta de los azules, y con dos triples seguidos contuvo el ansia local, 34-45. Ni siquiera los arreones de Kane, que obligaron a Casimiro a pedir tiempo muerto a 2:39 para el descanso, le bastaban al Nizhny, que recibió como una daga en el corazón el triple de Báez que cerró este periodo y, de paso, le daba al Granca su máxima ventaja hasta el momento y el partido en bandeja (42-57).

Lejos de intentar cambiar la dirección del partido, el Nizhny saltó de nuevo a la cancha con una tensión impropia de un equipo profesional. Así, McCalebb puso muy pronto el +20, 42-62, y daba la sensación de que quedarían otros tantos minutos de la basura. Y de repente, como por arte de magia, la formación rusa se dio cuenta del sonroja, de la avalancha que se le venía encima. El milagro lo empezó a obrar Boynton de 3, y un 2+1 de Kane para el 52-62 y 10-0 de parcial hacía temer que el Herbalife sufría una de esas terribles pájaras que le cuestan partidos que tenía ganados, como el de este curso en Andorra.

Comandante Báez

Podrá estar más o menos acertado. Jugador mejor o peor o tener hasta un mal día. Pero Eulis Báez nunca se esconda y, como buen comandante, aparece en ayuda de su tropa cuando esta más le necesita. Fue el encargado de sostener a los suyos con 4 puntos seguidos, 56-67, y Kuric volvió a morder desde el triple para hundir la moral rusa (57-72). El Granca volvió a tomar las riendas y Pablo Aguilar, que evidenció que sus problemas de muñeca ya quedaron atrás, puso los dos dígitos de ventaja a favor de los insulares, 58-78, de nuevo la máxima. El balón fluía, los jugadores volaban; y los rusos, meros espectadores. Partido sentenciado y 10 minutos de la basura por delante.

Tal y como estaba el duelo, el único interés del último cuarto estaba en saber a cuánto ascendería la paliza, que llegó a ser de 30 (68-98). Poco después hubo tiempo para ver el 6º triple de Kuric, 72-101, y una antideportiva a Pasecniks. El Granca se lamió así sus heridas ligueras en una Eurocup en la que, de momento, funciona como un verdadero tractor amarillo. De pisotear en Europa a ser pisoteado en España. Próxima parada, Fuenlabrada este domingo a las 12.00 hora local en el GC Arena.