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FIBA HALL OF FAME

Epi: "Mis récords están para batirlos: sería malo no hacerlo"

Epi ingresó en el Hall of Fame de la FIBA, un selecto club al que pertenencen Jordan, Bill Russell, Petrovic, Divac... “Hubo un antes y un después tras la plata de Los Ángeles 84”
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Epi.
Rodolfo MolinaDIARIO AS

¿Qué siente al estar entre las 40 leyendas del baloncesto FIBA?

Es un orgullo porque implica que has ayudado a la difusión del baloncesto en tu país. Antes de ganar la plata olímpica en Los Ángeles 84, no había expectación por el baloncesto. A partir de ahí, hubo un antes y un después. Se llenaron los pabellones tras la gesta y conseguimos que hubiera más practicantes y más aficionados en los pabellones.

¿Se lo toma como un reconocimiento individual?

No, como un reconocimiento a toda un generación que consiguió que el baloncesto tuviese la importancia que se merecía.

La generación de los Gasol con oros en el Mundial y en tres Eurobasket, platas olímpicas... ¿se parece a la suya?

Sí. La simbiosis entre jugadores de distintos equipos debe ser total: ser un grupo de amigos, una piña. Nosotros lo éramos, gente joven que empezaba y tenía mucha ilusión. Lo mismo pasa ahora.

También fue una época casi única.

Por supuesto. Coincidimos los mejores jugadores jóvenes del Real Madrid con los mejores del Barcelona. Esa fusión fue tremenda y explosiva.

Dos décadas después de su retirada empiezan a caer sus récords, tanto en la Liga española como en la Selección. ¿Eso es bueno o malo?

Son récords, sobre todo, en la Selección porque en la ACB faltan los números de la Liga Nacional, donde yo jugué seis temporadas y creo que anoté más de 2.000 puntos en 150 o 160 partidos. Es normal que al final te cojan. Los récords están para batirlos: sería malo que nadie lo lograra. Para mí ha sido un orgullo y un honor estar más de 20 años con estos récords. El de anotador con la Selección lo he tenido 26 años y el de más partidos jugados (239) aún está vigente. Lo que es bonito es haberlo vivido. Dentro de 20, 25, 30 años... alguien batirá los de ahora.

¿Es cierto que pudo haber jugado en la NBA?

Tuve esa posibilidad cuando era bastante más joven. Me propusieron irme a estudiar a la Universidad de Kentucky o de Indiana para dar el salto a la NBA. En ese momento no se sabía aún muy bien lo que era la NBA. No sabías inglés y uno se iba a un mundo totalmente nuevo. Podría haber sido el primer español en la NBA... pero me siento muy satisfecho de todo lo que he hecho en el baloncesto.

¿Por qué?

En primer lugar, porque di el cien por cien. Tenía un objetivo en la vida que era perseguir mi sueño, el baloncesto, darlo todo por este deporte, sacrificar muchas cosas por él... Lo hice así y todo lo que logré ha sido mucho más de lo que había imaginado cuando era joven y quería ser alguien en el baloncesto. No me arrepiento de nada. Lo que he logrado refrenda que tomé el camino acertado.

El actual desarrollo de la NBA, ¿es mejor o peor para Europa?

Peor. El dinero que actualmente hay en Estados Unidos, especialmente con el último contrato televisivo, hace que se lleven a todos los jugadores buenos europeos. Como España ahora es una fábrica de potenciales jugadores de futuro, se los llevan a todos. Esto es perjudicial porque aquí la gente también quiere tener jugadores de primer nivel y con un nombre. Tiene difícil solución, pero debe haber una manera de arreglarlo.

¿Qué opina de la polémica entre la FIBA y la Euroliga?

Los mejores equipos se están yendo a la Euroliga y lo que queda se va a la FIBA: está fuera de lugar. No estoy de acuerdo en que la Euroliga como la ACB sean competiciones cerradas.

¿Y del actual sistema de la Liga ACB?

Estoy totalmente en contra del canon de ascenso. Mi espíritu es deportivo no entiendo por qué el dinero está por encima de todo. Creo que uno se lo tiene que ganar en la cancha. Por mucho dinero que se tenga, si un año no te has merecido estar ahí, no debería estar. La meritocracia es importantísima. Tampoco estoy de acuerdo con que la Euroliga se haya formado con once equipo y cinco 'invitados'.

¿Qué le parecen las ventanas FIBA de las selecciones?

Ambas partes deben llegar a entenderse, pero parece imposible que se pongan de acuerdo.

Cuando se retiró en el Barcelona pudo haber tenido un cargo importante dentro del club. ¿Por qué no aceptó?

Nada más retirarme hubo esa posibilidad, pero las posiciones no estaban claras. A mí me gusta gestionar y esto significa decidir, mandar y tener responsabilidad en lo que hago. En aquel momento eso no estaba tan claro y no acepté.

¿Fue una decisión difícil?

No. Prefería que cada uno siguiera su camino. Pero me siento en cuerpo y alma como parte de este club que es mi vida. Independientemente de que sea de Zaragoza, me vine aquí con 15 años y, 42 años después, sigo viviendo en Barcelona.

¿El Barcelona le firmó el contrato de su vida?

Fue antes de los Juegos de 1984. un contrato de siete años y por algo más de cien millones de pesetas. La verdad es que el que tiene ahora Navarro es muy superior, pero no me quejo.

¿Y que fue de Epi desde su retirada?

Han pasado 21 años con lo cual he hecho muchas cosas. Estuve muchos años de comentarista y ahora ayudo en una empresa de máquinas LED en cuestiones de logística, llevando estas máquinas a los diferentes estadios. También estuve de asesor de Eduardo Portela y en labores de marketing de la ACB.

Lleva dos décadas fuera del baloncesto en activo, ¿se ha planteado alguna vez estar en algún cargo federativo o directivo?

Nunca. Yo soy feliz como estoy. He sido feliz toda mi vida y lo he sido por una razón: siempre he hecho lo que he querido.

¿No es una interpretación muy extrema?

En absoluto. He sido feliz porque no he trabajado en mi vida, simplemente he hecho siempre lo que me gusta y eso no es trabajar.

¿Con qué se queda de esos 20 años como jugador?

Con todo. Hay tantas cosas... que no puedo elegir. Recuerdo con ilusión esa Copa que ganamos en Zaragoza, mi cuidad, en 1978 frente al Real Madrid. Solo jugué la segunda parte y me salió todo bien. Eso fue increíble, al igual que mi debut con la Selección, la plata de Los Ángeles, el llevar la antorcha olímpica en Barcelona, mi primer título europeo y también del Barcelona, la Recopa de Europa de 1985 en Grenoble, la Copa Korac que ganamos en 1987 y también la primera ACB en 1981, y la última, en el Palau, en mi despedida, en 1995. Hay tantas cosas...