Anthony Randolph: un 'alemán' algo inexpresivo llega al Madrid
Sus padres eran militares y por eso nació en Würzburg como Nowitzki. Drafteado por los Warriors (número 14), apuntaba maneras pero no encontró su sitio en la NBA.
Dirk Nowitzki es el rostro más conocido de Würzburg, pero no es el único jugador que nació en esta localidad alemana de algo más de 130.000 habitantes. Aunque fuera de paso, Anthony Randolph, el nuevo fichaje del Real Madrid, es otro wurzburgués de nacimiento: aunque sólo pasó su primer año de vida allí. Sus padres, ambos militares, estaban destionados en Würzburg, aunque pronto regresaron a Estados Unidos para instalarse en Pasadena (California) y después en Dallas. Randolph comenzó a jugar en el Instituto North Little Rock, pero su madre le sacó de allí por las diferencias con el entrenador. "La primera vez que lo vi fue en su año sophomore, caminando por el gimnasio con unas tenis y una camiseta. Le pregunté si podía jugar y su respuesta fue 'un poquito'. Le dije que lanzara de 3 y anotó 9 de 10 tiros. Cuando lo vi, me giré y hablé con su tío: 'Creo que un poquito bastante", cuenta Pat Washington, su entrenador en sus dos últimos años de instituto con Woodrow Wilson y su mentor desde aquel momento.
Con 2,05 de estatura (ha crecido hasta los 2,11) en el instituto jugaba en las cinco posiciones. En su año de senior el equipo no se clasificó para el playoff (mucho talento, pero falta de química) y, a pesar de sus número (25,8 puntos y 12,6 rebotes), Randolph lo pagó al no ser incluido en el McDonalds All American, un partido de exhibición entre los mejores jugadores de instituto y un escaparate para las Universidades. Pat Washington siempre se ha ayudado de la Biblia para animar a sus jugadores cuando atraviesan un mal momento. Con Randolph le pasó y acudió al versículo 12:45 (Lucas): "A quien mucho se le da, mucho se le pide".
El instituto acabó y comenzaba la Universidad. A pesar de no haber jugado aquel partido de exhibición, no le faltaban novias: Georgetown, Kansas, Baylor, Texas... y Memphis, con Derrick Rose al frente de un equipo con opciones de ganar la NCAA. Randolph no quería títulos, prefería gozar de minutos en seguida y por eso se decidió por Louisiana State, que había dicho adiós a Glen Davis y necesitaba un jugador con centímetros. En su año de freshman o novato fue titular en todos los partidos con buenos números: 15,6 puntos, 8,5 rebotes, 1,1 robos y 2,3 tapones. Su aventura universitaria duró solo ese año. Las previsiones del draft le colocaban en primera ronda y, por eso, se declaró elegible en 2008 aunque muchos no se fiaban de "su cuerpo delgado y su juego algo tosco". Otros en cambio veían en él un gran potencial por su versatilidad. Lo que no pasaba por alto tampoco era su carácter: un tipo poco expresivo, de un carácter más bien cerrado.
Aquella noche fue elegido el número 14 por unos Warriors, que se habían quedado fuera del playoff la temporada anterior. Empezó con pocos minutos (muchos creían que por su falta de actitud y una relación algo tirante con Don Nelson), pero acabó bien su primer año: 13,5 puntos y 10,6 rebotes en los últimos ocho partidos de la temporada. Randolph trabajó duro ese verano y algunos periodistas le señalaron como una de las futuras perlas de la NBA. Los halagos llegaron tras anotar 42 puntos en la Summer League frente a los Bulls. Incluso fue invitado a una mini-concetración de Estados Unidos.
La siguiente temporada, la del lockout, la pasó también en Oakland (11,6 puntos de media), pero los Warriors traspasaron sus derechos a los Knicks a cambio de David Lee. No duró mucho en la Gran Manzana, el 22 de febrero de 2011 aterrizó en los Wolves en una operación a tres bandas que mandaba a Carmelo Anthony a los Knicks. Randolph aprovechó la lesión de Kevin Love para jugar su mejor partido en la NBA: 31 puntos y 11 rebotes frente a Dallas. Y terminó muy bien la temporada: 19,8 puntos en los últimos cinco partidos.
Tras pasar otro año en Minnesota, firmó un contrato con los Denver Nuggets donde pasó, sin pena ni gloria, las dos temporadas siguientes. En el verano de 2014 los Nuggets traspasaron sus derechos a los Bulls que lo mandaron a Orlando. En los Magic prescindieron de él. Sin hueco en la NBA miró hacia Europa. Allí el Lokomotiv Kuban, equipo de la Eurocopa, le ofrecía un año de contrato. Dominó en la Eurocopa (incluido en el segundo quinteto ideal) con 12,7 puntos, 6 rebotes y 1,6 tapones para 18 de valoración y se ganó la renovación. Esta temporada dio el salto a la Euroliga, donde también fue incluido en el segundo equipo ideal: 14,5 puntos y 6 rebotes (14,9 de valoración). En Barcelona se acuerdan de él (también estaba en la agenda azulgrana). Fue su verdugo en el playoff de cuartos: 17,4 puntos y 6,6 rebotes para 18,8 de valoración.
Sus buenos años en Europa no han pasado inadvertidos al otro lado del charco. Los Mavericks le tenían en su agenda y, a pesar de que el regreso a la NBA era su prioridad, finalmente aparcará su desembarco en la mejor liga del mundo por probar otro año en la segunda mejor: la Euroliga. El Madrid puso encima de la mesa una oferta que le convierte en el sustituto de Ayón.