VALENCIA 87 - REAL MADRID 86 (1-2)
Una canasta de Vives al final de la prórroga resucita al Valencia
Heroico triunfo del Valencia que llegaba con la baja de Rafa Martínez y perdió durante el duelo a Diot y Shurna. El Madrid no aprovechó la ocasión. San Emeterio, Lucic y Sato, brillantes. El Valencia, campeón de Liga
Un canastón de Vives a dos segundos de la bocina de la prórroga, desde la esquina derecha del ataque en la que terminó acorralado por Nocioni, resucitó al Valencia Basket. Instantes antes casi pierde el control del balón y puede cometer pasos al mover levemente el pie de pivote, aunque son muy difíciles de pitar. Un subidón de adrenalina para un equipo tan muerto apenas unos segundos antes como heroico. El triunfo de la fe y del corazón, el triunfo de San Emeterio, Lucic, Sato y compañía. Habrá cuarto encuentro, al que el Valencia llegará renqueante en lo físico y pletórico en lo anímico.
Afición y equipo fueron pura energía, comunión perfecta para sobreponerse a la adversidad. Los de Pedro Martínez llegaron a ir diez arriba (64-54, minuto 29), pero no tenían fuerzas para mucho más. El cúmulo de lesiones que arrastraban era para que los jugadores sanos salieran a la cancha con un vendaje preventivo. El mal fario les acechaba y volvió a castigarles con dureza. A la baja de Rafa Martínez (un dedo roto) se unió la de Diot, que apenas aguantó 5:20 con problemas musculares en una pierna. Pero lo más grave llegaría al poco de empezar, mediado el primer cuarto. Shurna encaró el aro con fuerza, a por el mate, y Maciulis saltó en vertical y lo desequilibró. Falta. Shurna cayó a plomo sobre su brazo derecho y en segundos se le amorató. Fractura de húmero y directo al hospital. El quinto lesionado taronja tras Van Rossom, Sikma y los citados Martínez y Diot.
Y cuando la fatalidad parecía que mandaría a la lona al Valencia, con Rudy firmando un partidazo (22 puntos con 6 de 8 en triples, 5 rebotes y 6 asistencias) y Ayón cerrando el aro con seis tapones, los locales se sobrepusieron no se sabe bien cómo. Incluso pese a la floja actuación de Dubljevic (2 de 9 en el lanzamiento). En medio cuarto dejaron escapar los diez tantos de renta; pero Sato, que se las tuvo tiesas con Rudy, igualó a 74 para forzar el tiempo extra. En el último minuto nadie anotó.
El inicio de la prórroga parecía aventurar un paseo blanco al ritmo de Rudy. Ya no estaba Llull, eliminado en el minuto 32 tras cometer su cuarta falta y recibir una técnica de propina. El Madrid reclamó luego que la segunda personal del base, justo antes del descanso (un mate de Lucic más tiro adicional), la cometió Thompkins y se le apuntó a Llull por error.
Pero con todo, a falta de 150 segundos el Real tenía el pase a la final en el bote: 76-83. Solo le faltaba cerrar la tapa que iba a rosca y... no pudo. Entre Vives (siete puntos en el tramo decisivo) y Lucic abrazaron una victoria alucinante, como la canasta que la decidió. "Les debíamos un churro", diría luego Pedro Martínez. El jueves, repetimos.