Dos triples de Carroll y uno de Thompkins salvan el 2º puesto del Madrid

Jornadas como esta, con mucho en juego y emoción máxima, son las que hacen grande a una Liga en su conjunto. Y si no hubiera playoffs, veríamos más días como este. Con intereses cruzados y aficiones pendientes de su partido, del que juega su equipo, y de unos cuantos más. Es mi opinión; cada uno tendrá la suya. La gran mayoría de los aficionados al baloncesto parecen defender el playoff. Aunque quizá haya que preguntarles también a los que han dejado de seguir nuestra competición. La jornada final de la fase regular, con nueve encuentros a la misma hora, tuvo de todo, aunque la tensión se disparó en la lucha por el playoff y por la salvación, con giros del destino que catapultaron al playoff a un Fuenlabrada que ya lloraba su derrota y rescataron al Manresa y hundieron al Estudiantes.

Donde menos angustia e incertidumbre hubo fue en la pelea por el liderato. Nada más empezar la segunda parte el Barcelona se disparó por encima de los veinte puntos de ventaja y dejó el primer puesto amarrado. Pintaba que el Madrid sería segundo, y lo fue por delante del Valencia, pero tuvo que sudarlo más que nunca. Termina la fase regular con diez victorias consecutivas y 29 en total, las mismas que un Barça al que el average le pone primero. Ahora muchos se acordarán del 3+1 de Doellman y su robo posterior en los últimos 20 segundos del Clásico del Palau.

Antes de celebrar el triunfo, Laso y sus jugadores vieron la gota gorda correr por sus frentes. A menos de tres minutos de la bocina, el Sevilla mandaba (85-82) en un partidazo de enorme ritmo, de los que ganan adeptos para la causa. La grada vibraba y, en ella, una figura NBA, Kristaps Porzingis, que volvía a casa para el agradecimiento mutuo. El base sueco Hakanson, cedido por el Barça, estuvo de sombrerazo, que diría aquel. Firmó 26 puntos y 5 de 6 de tres. Y el checo Balvin, rey del mate, se las tuvo tiesas con Ayón. El gigante de 2,17 acumuló nueve canastas sin fallo (20 tantos) ante un Titán que ya no suma, sino multiplica pese a su aparatoso vendaje en la mano izquierda: 23 puntos, 15 rebotes, 3 robos y 35 de valoración. Cuatro mates por siete de Balvin, en eso ganó el local. Pique precioso mientras Alfonso Sánchez hacía el trabajo sucio frente a Doncic, Carroll o quién fuera.

En el tercer cuarto, entre el pívot mexicano y un efectivo Llull agruparon 23 puntos. Ahí fue donde el Madrid pegó el estirón que casi quiebra la balanza: 55-66. Pero Hakanson y Balvin seguían a lo suyo y los de Casimiro (una vez más, fantástica labor del técnico) asomaron de nuevo la cabeza. En el último cuarto surgían el recuperado Radicevic y Jerome Jordan. Bamforth anotaba su única canasta, un triple, y Oriola ponía el 85-82.

En ese instante, el Valencia era segundo. Tiempo muerto. Sergio Rodríguez (1 de 8 en el lanzamiento de tres) agarró el balón, jugó el bloqueo central y asistió a Carroll, clavadito en la esquina izquierda. Triple. Repitió jugada. Triple. Y a la tercera, cambió de esquina. Triple, ahora de Thompkins. El Madrid atrapaba de nuevo la segunda plaza. Llull y Sergio remataron desde la personal.

Décima victoria consecutiva para cruzarse en cuartos con el UCAM Murcia, séptimo clasificado (la eliminatoria comenzará el jueves o el viernes). Cierra la fase regular con 95 puntos de media tras rebasar once veces la barrera de los cien. Carroll, uno de los héroes en el desenlace, se quedó sin récord de porcentaje en el triple: 3 de 5 esta vez para un total en la Liga de 87 de 164, 53,04% frente al 53,1% de Chad Toppert (CAI Zaragoza, 2010-11). Le faltó una diana más, o le sobró un fallo. Otro año será.