Muy a finales del verano de 2014, con la temporada a punto de arrancar, Gustavo Ayón se comprometía con el Madrid por dos temporadas. Había logrado que el Barcelona, que tenía sus derechos, le vendiera su libertad. A Pascual y a Creus no les encajaba tanto como lo hubiera hecho en campañas previas. Apostaron por Tomic, y por Pleiss. Para el Madrid, en cambio, era el pívot soñado. Ya trató de ficharle en 2012, recién empezada su aventura NBA, y a la segunda fue la vencida. El jugador firmaba solo por dos años. Un buen contrato pero no entre los mejores. Tenía claro entonces que su cotización subiría como la espuma. Veinte meses después el tiempo y su juego le han dado la razón. Queda libre en junio y es uno de los pívots más cotizados de Europa. Pero también le quieren en China y la NBA anda al acecho. El Madrid intenta renovarle antes de que se abra el mercado en Estados Unidos y esta misma semana le ha hecho una oferta importante por tres temporadas. La negociación está abierta, no hay acuerdo aún y todas las opciones se contemplan, pero no descarten que siga de blanco.

El miércoles, ante el Baskonia, fue el MVP de la jornada: 21 puntos, 14 rebotes, 6 asistencias y 39 de valoración. Números que no se veían en la Liga en 23 años y que solo habían alcanzado siete jugadores: Walter Berry, Sabonis, Pressley­, Bingenheimer, Willie Jones, Spriggs y Sappleton, el último en lograrlo en 1993 (Llíria). El anterior madridista había sido Larry Spriggs en 1986 (28 tantos, 14 capturas, 7 pases y una valoración actualizada de más de 40).