Harden (35) quiere guerra: los Warriors pierden sin Curry
Final de locos en Houston que da vida a los Rockets (2-1). Sin el MVP, los campeones estuvieron cerca de remontar, pero apareció La Barba para matar el partido a 2,7 del final.
Sin Stephen Curry no hay paseos. Aunque no deja de ser increíble que sin el MVP, sin que Klay Thompson meta un solo triple (0-7), sin que Barnes y Green lleguen a 10 puntos y en Houston, los Warriors hayan perdido de milagro y por un solo punto (97-96). Por primera vez en algún tiempo, los Houston Rockets nos han dejado un partido más que digno de un equipo de playoffs: con James Harden a la cabeza (35+9+8), mejores decisiones de Dwight Howard (13+13) y un encuentro formidable de Trevor Ariza en defensa (siempre en la sombra), los texanos han puesto el 2-1 en la serie. Y lo han merecido. Esta primera ronda con recuerdo de Final de Conferencia (desnivelada: 4-1) tendrá más vida de la que muchos esperábamos. Mucho mérito, Rockets.
Bastaron cinco minutos para darse cuenta de que el partido no iba a ser como los dos primeros: los Rockets salieron acertados (15-8) y, por primera vez en la serie, se fueron arriba al primer descanso entre cuartos (31-18). Bogut impidió que Howard anotara una canasta en los primeros tres minutos (0-2) y asustó también un par de veces a Motiejunas (1-3), pero su segunda falta a 8:46 del final del primer cuarto cambió el partido. Sin el australiano en cancha, Howard empezó a ser determinante en los dos aros: mates (clave la posición en la que recibía: muy, muy cerca de la canasta), rebotes, intimidación, tapones... El partido nunca volvió a ser el mismo.
Con el center bien plantado y Ariza molestando (muchísimo) a Klay Thompson, James Harden tardó poco en poner sus credenciales encima de la mesa: 14+4+3 en 12 minutos que auguraban un buen día para los locales. Pero los Warriors son un equipo durísimo (el mejor, claro). Casi todo les iba bien a los Rockets, y entonces pasó: un par de oportunidades perdidas por los Bickerstaff (llegaron al +17), un poco de Hack-a Howard/Smith y los Warriors, con un Marreese Speighs en racha (tres triples, 14 puntos al descanso, 22 al final), se fueron al vestuario con solo ocho de desventaja. Miedo.
Harrison Barnes sigue sin aparecer (no como debería) y Klay Thompson no se pudo quitar de encima a Ariza en todo el partido (17 puntos, 7-20). Los Warriors sufrían, pero aguantaban. Tras el descanso, más de Speights y mucho equipo, pero para cuando acabó el tercero, Harden estaba en 25, funcionaban Motiejunas (14+13) y Beasley (12) y los Rockets seguían por delante (78-72).
El susto llegó en los primeros minutos del 4º: Livingston cogió las riendas y no paró hasta que los de Oakland se pusieron a tiro (81-80). Después, tira y afloja entre los dos equipos, Ian Clark de superestrella (11 puntos y 5 asistencias: así son los Warriors; así es Steve Kerr) y un desastre de final que arregló el mejor de los 10 jugadores que corrían sobre la madera: James Harden, step-back (empujando a Iguodala...) y canastón (97-96).
Con 2,7 en el reloj, los Warriors aún tenían un ataque para poner el 3-0, pero Green perdió el balón a 10 metros de la canasta (¡7 pérdidas del ala-pívot!): aún no entiendo qué buscaban los visitantes con ese pase atrás. Puede que una devolución rápida para Thompson, si éste conseguía sacar tajada del bloqueo. En fin, nueva cura de humildad para los campeones (Igual sí hace falta que juegue Curry, Draymond) y algunas especias para una eliminatoria que, como casi todas en esta primera ronda, había arrancado sin una pizca de sal.
Clave Ariza, clave Harden y clave Howard. Solo así puede ganar Houston. Y solo si es en ese orden.