Sin Curry, pero con Livingston, Klay, Iguodala, Green, Bogut...
Los Warriors ganan a Houston en el Oracle Arena sin su gran estrella. Los tiros libres de Thompson, la 'defensa' de Harden y un buen puñado de intangibles: 2-0 y a Texas.
Curry calentó igual que antes de cualquier partido, pero no se vistió de corto para el encuentro de la primera ronda de los playoffs 2016. El MVP 2015 (y 2016...), que aún no ha superado sus problemas de tobillo, vio desde el banco (con camisa, americana y una sonrisa) cómo sus compañeros batían a los Houston Rockets sin demasiados problemas. Pero, ¿cómo es posible que los Warriors no tengan problemas para ganar en playoffs sin su gran estrella? Evidentemente, nadie que haya visto jugar a los de Oakland con regularidad esta temporada se habrá hecho esa pregunta. La realidad es que los de La Bahía, más allá de récords increíbles y exhibiciones individuales, son un auténtico equipazo; un bloque sin fisuras en el que siempre hay alguien listo para dar un paso hacia delante. Klay Thompson, Andre Iguodala, Shaun Livingston, Draymond Green, Andrew Bogut, Marreese Speights... Siempre aparece alguien. Y además, por si eso fuera poco, los Warriors se enfrentan a unos Rockets sin rumbo; abocados al desastre salvo milagro de Harden partido tras partido. Por si alguien no se había dado cuenta hasta hoy, la eliminatoria es de 4-0. Quizás 4-1 si a los de Kerr les apetece cerrar en Oakland. Pero solo si les apetece.
Lo que sí es cierto es que sin Curry en el parqué todo es más difícil. "Cuando el está, la defensa rival reacciona continuamente. Sin él, tenemos que trabajar mucho más", decía Draymond Green antes del partido. Y no le faltaba razón. Sin el '30' sobre la madera, los Warriors necesitan más circulación, más movimiento sin balón, mejores bloqueos y mucha más agresividad. ¿Problema? Ninguno: ejecutan a la perfección lo que necesitan y a otra cosa. Klay Thompson sufrió horrores para recibir cada balón con la defensa de Ariza (el que más le molesta), un desgaste que notó a la hora de lanzar (8-20), pero que no le impidió acabar con 34 puntos (igualó su récord personal en un partido de playoffs) y un 15-16 desde la personal: tenía que tirar del carro.
No estaba solo. Iguodala nos brindó duelo de dudosa belleza con Josh Smith (triples y más triples), Green (12+14+8) fue el pilar que necesitaban los Warriors (ahí todo el partido: sólido como una roca), Bugut estuvo inmenso en defensa y apoyó en ataque, y Livingston... Livingston es buenísimo. El espigado base de más de dos metros cuajó un partido excelente: solo necesitó 28 minutos para sumar 16 puntos (7-9) y repartir seis pases de canasta. Y sus números ni se acercan a su valor real: cuando los Warriors necesitan una canasta, aparece. Sin expresar emoción, sin hacer un solo gesto: se va al poste, tranquilo, como si aquello no fuera importante. Dos botes, media vuelta y canasta. Para él es fácil; para los demás, precioso. ¿La otra cara de la moneda? Harrison Barnes: 1-10 en el partido en el que más necesitaban sus puntos.
Esta vez, los locales no pudieron impedir que Harden acudiera una y otra vez a la línea de personal (hasta 15). El escolta de la barba acabó con 28 puntos y 11 asistencias, pero no pudo aguantar a su equipo en el partido cuando los Warriors apretaron los dientes al final. En Houston, Howard no domina (no más que Bogut), Ariza falla demasiado y Beasley juega poco: el díscolo ex de Kansas State anotó 10 puntos y terminó con un +13 en sus 11 minutos sobre el parqué. Igual tendría que jugar más, ¿no? Ninguno de los siete jugadores de los Rockets que más tiempo estuvieron en cancha acabó el partido con +/- positivo. Ahí queda.