Recital en el último duelo entre Kobe Bryant (35) y Harden (40)
Kobe tuvo momentos pletóricos en su último partido en Houston pero Harden sentenció con un último cuarto memorable. Los Rockets siguen vivos en la lucha por los playoffs.
Fue la última visita de Kobe Bryant a Houston como jugador profesional. En realidad fue mucho más que eso: fue el antepenúltimo partido de la Mamba Negra. Le queda jugar en Oklahoma City y decir adiós en la madre de todas las despedidas, el miércoles en el Staples ante Utah Jazz. En uno de los últimos guiños a su propia leyenda, Kobe dejó unos minutos de puro Kobe para sus seguidores de Houston (130-110 final) y para todos los que ven por televisión como agota trayecto, ya con la nostalgia de quien contempla una luz que se apaga, una figura que se desvanece. Y que ya lo ha hecho porque, en realidad, no lo hará nunca.
Kobe jugó 27 minutos: los cuartos impares completos y un pequeño postre final. Y anotó 35 puntos (su quinto partido de 30 o más en la temporada) con un 10/22 en tiros y un 4/11 en triples (y 11/11 en tiros libres), alguno descomunal.
Sumó 15 puntos en el primer cuarto y 14 en el tercero, con un trance letal: fueron 14 de los 16 últimos de su equipo, todos en 5 minutos. Con los aficionados de Kobe celebrándolo en la grada, despidiéndose, en el Toyota Center hubo un ambiente extraño porque los Rockets no están para fiestas. Tras perder contra los Mavs en un duelo directo y contra los Suns en un partido que sencillamente no podían perder, sus opciones de playoffs habían quedado bajo cero. Tan acostumbrados como están a ver a su equipo ir siempre un poco más allá en sus propias miserias, en Houston no vivieron con tranquilidad hasta ya iniciado el último cuarto (93-91 a 9 minutos del final).
Pero finalmente los Rockets ganaron porque la defensa de los Lakers sigue siendo un desastre (130 puntos encajados, 75 en la segunda parte, 35 en los últimos 9 minutos) y porque James Harden se empeñó en evitar otro ridículo. Anotó 16 puntos en menos de cuatro minutos, con tres triples seguidos, y abrió la brecha que ya no se cerró (108-96) y que dejó el partido para poco más que el último acto de Kobe, que se empeñó en anotar todo lo que pudo y se quedó cerca de su mejor marca de la temporada (a tres: 38). Antes del final se retiró y se llevó una ovación emocionante. Después del partido sostuvo un inacabable abrazo con Hakeem Olajuwon. Una imagen que era, sencillamente, baloncesto puro. No se abrazó, por cierto, con Dwight Howard. Cosas...
Harden acabó sumando 40 puntos y 13 asistencias y los Rockets siguen vivos en pelea con los Jazz y todavía con los Mavericks, que no pudieron ponerse a salvo, mientras los Rockets ganaban, ante el otro equipo de L.A.: derrota ante los Clippers.
Los Lakers amplían su peor temporada de siempre (16-64) y solo piensan en evitar que la próxima, la primera post Kobe, no sea la cuarta seguida en la que llevan más lejos esa ominosa marca de derrotas. Los Rockets se sostienen, en equilibrio sobre el desastre que sería pasar de finalistas de Conferencia a equipo de lotería. En esas están y para eso ganaron a los Lakers. Les queda visitar Minnesota y recibir a Sacramento Kings. Partidos absolutamente ganables pero, ya se sabe, son los Rockets. Estos Rockets...