DOM. BILBAO 86-FUENLABRADA 71

El Bilbao castiga por dentro al Fuenla y vuelve a zona playoff

En la fiesta por el regreso de Todorovic se destaparon otros tres pívots: Begic, Bogris y Hervelle. El Montakit careció de la agresividad necesaria y cedió hasta el 'average'.

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ACB

Tres pívots se colaron en la fiesta de Marko Todorovic. Bogris y Begic, los que supone que le cierran la puerta del cinco. Y Hervelle, que se acerca a su techo como baloncestista profesional. El pívot griego no entró el año pasado en el cinco ideal de la ACB ni su salario se acerca, ni de lejos, al contrato galáctico por tres años del montenegrino en el Khimki. Y el esloveno se pega por destacar estos meses para rebuscar una oferta potente el curso próximo. La llegada de otro poste, el cuarto de la plantilla, ha activado lo que Sito Alonso denominó “alarmas” entre todos los grandes de Bilbao. La sirena que despierta a los aletargados. Pues su estridente ruido debió escucharse hasta en el país de la Acrópolis. El juego interior del Dominion, el de siempre, el que ya estaba en casa, resolvió la papeleta ante el Fuenlabrada, que cedió hasta el ‘average’ (+4) en un partido en el que nunca pudo igualar la agresividad que exhibe ahora el anfitrión de Miribilla y, por tanto, no se creyó con opciones de ganar a un equipo que, ahora sí, se ha hecho fuerte en casa. Los vizcaínos regresan a la zona playoff y se ponen a un triunfo, con el ‘average’ a favor, del Montakit.

En la presentación de Marko, la platea cerró filas para tributar una calurosa ovación. Lo curioso es que luego el Todorovic que salió de inicio fue el otro, Dejan, con la idea de tener más piernas en defensa y con la consigna de castigar por dentro, principalmente con situaciones de Begic al poste. Así, 26 de los 43 puntos de los locales al descanso los habían facturado entre Bogris, Begic y Hervelle. El alero cedido por el Unicaja figuró de inicio por las molestias musculares de Bertans y lo hizo muy bien, metiendo el físico y el ritmo que hacían falta. La tercera falta de Tabu en el Fuenla a los 15 minutos (la segunda llegó nada más salir a pista y cortó el ritmo fuenlabreño) desnortó un tanto a un equipo al que le falló el punto de mira y le hizo ir a contracorriente toda la velada. Fue un encuentro plácido, agradecido, para una Miribilla entregada, aunque los árbitros se empeñaron en interferencias inexplicables con pasos por doquier y decisiones que nadie veía. A Sacristán le pudo un extraño afán de protagonismo. Bertans, que no estaba bien físicamente y apenas encontró la brújula: fue castigado con una técnica a falta de ocho segundos del final del primer tiempo.

El Bilbao hizo la primera parte del plan: sacar del campo al rival con su impecable agresividad defensiva, llevando las penetraciones a un callejón sin salida para luego robar la bola cuando salía a la periferia del aro. Los tiros eran un carrusel de errores en el Fuenla y sólo faltaba por saber si se haría muy largo otra vez el partido al Bilbao. Porque el grupo de Cuspinera recuperó un poco el estilo con el regreso de una pieza fundamental como Popovic; a falta de 8:49 se puso a ocho (63-55) y tuvo opciones de entrar en el debate. Álex Urtasun encontró buenas posiciones de tiro. Pero Raúl reunió al grupo, que le rodeó y puso las cosas en su sitio de nuevo. Marko Todorovic, inscrito ayer casi sobre la bocina, presenció el espectáculo sentado durante 24 minutos. Estaba pasando el escáner sobre los vértices de un juego que le suena mucho. Sito Alonso aludió a que lo puso en pista (con 50-35) “para que el público reconociera lo que hizo el año pasado, porque con la eliminatoria del Valencia casi ni se pudo”. El caso es que con aire despistado, le cayó un rebote de esos de imán en las manos en la zona visitante y firmó en seis minutos dos puntos y tres rechaces para seis de valoración. Pero en su fiesta los que se llevaron los flashes fueron otros.