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JAZZ 96 - WARRIORS 103

Curry (31) gana un duelo al límite para los Warriors: el 72-10, a tiro

El MVP decidió en la prórroga un partido muy físico ante unos Jazz que se vaciaron sobre el parqué. Golden State es ya uno de los seis equipos en alcanzar las 68 victorias.

Stephen Curry pelea por una balón con Shelvin Mack.
Stephen Curry pelea por una balón con Shelvin Mack.Russell IsabellaUSA Today Sports
NBA

Si alguien tenía dudas de que los Warriors iban a dejar la posibilidad de batir el 72-10 de los Bulls en un segundo plano en pos de descansar de cara a los Playoffs, que eche un vistazo a lo acontecido esta madrugada en Salt Lake City. Un partido físico y planteado al límite por los siempre incómodos Jazz (sobre todo si juegan ante su público). Los de Quin Snyder consiguieron durante muchas facetas llevar el encuentro a su terreno para, a 7 minutos de la conclusión, mandar por 8 puntos (79-71). Pero Golden State es un EQUIPAZO. Así, en mayúscula. Los visitantes pagaron a Utah con su misma moneda: una intensa defensa con constantes ajustes y cambios que desembocó en la prórroga con un triple Klay Thompson (89-89). Ya en el tiempo extra, Stephen Curry (31+7+4) volvió a hacer de las suyas. Él, el MVP, acabó decidiendo y ganando (96-103) uno de los partidos que más podían poner en riesgo la batalla que los actuales campeones libran con Michael Jordan y compañía. Con la historia.

Una historia que llevan camino de devorar. La máquina perfecta de los récords. Ese podría ser el título de la película del año. Y no pasaría nada. Con la de hoy, lucen un balance de 68-7 que se traduce en un 90,7% de triunfos. Ningún equipo jamás logró concluir la temporada regular con un 90%. Ni siquiera esos Chicago Bulls de la 95-96, los del 72-10 (87,8%). Una marca que parecía inalcanzable, pero que quedará atrás si los pupilos de Steve Kerr ganan cinco partidos de los siete que les restan para cerrar el curso. Tic tac... De momento, y esto ya no se lo podrá quitar nadie, ya han mejorado el 67-15 que lograron el curso pasado. Es más, son el sexto equipo que se suma al histórico y exclusivo club de los 68 triunfos: Bulls 95-96 (72-10), Bulls 96-97 y Lakers 71-72 (69-13), Sixers 66-67 (68-13), Celtics 72-73 (68-14) y los propios Warriors (68-7 y subiendo). Por el momento, únicamente Boston se quedó sin el anillo.

¿Mejores visitantes de la historia?

No contentos de tener un su mano la (muy real) posibilidad de cimentar la mejor campaña de todos los tiempos en la NBA, también están a una sola victoria de igualar otro récord histórico: el de las 33 victorias a domicilio que Chicago logró también en la 95-96. Con la de esta noche en Utah, llevan 32. Les queda visitar Memphis y San Antonio. Este último podría ser la madre de todos los partidos. Además de enfrentarse dos plantillas superlativas, quizás esté en disputa el firmar la primera temporada perfecta como local. A día de hoy, los de Oakland marchan 36-0 en el Oracle y los texanos van por 38-0. Pero Popovich no es amigo de este tipo de concesiones. El propio Parker ya ha dejado caer que todos los titulares de los Spurs podrían descansar ese día y otros tres antes, cuando disputen en La Bahía el primero de los dos duelos que ambos tienen aún pendientes.

Favors, KO

Pero esa es una lucha que está por llegar. Y la que ha tenido lugar en esta penúltima madrugada de marzo no está nada mal. Lo decíamos al prinicipio. Los Jazz (ahora mismo en zona de Playoffs, pero empatados con los Mavericks, novenos) se repusieron al despegue 'warrior' entre la última mitad del primer acto y los primeros compases del segundo (21-31 gracias a un enchufado Barbosa en un encuentro con marcado acento brasileño: junto a su compañero Varejao coincidieron con Ralzinho Neto) gracias al partidazo de Derrick Favors. El ala-pívot (15+7 en menos de 19 minutos) fue una pesadilla. Bogut sufría para pararle, así que mediado el tercer cuarto le dio un estazaco con contundente golpe en la rodilla derecha de regalo tras el choque en el aire. No pudo regresar. Quizá con él sano el resto de la contienda la historia hubiese sido otra... Pero eso son suposiciones y con él fuera, Gordon Hayward asumió galones.

Siempre gusta competir

Eran los mejores momentos de Utah. Curry se vio obligado a desempolvar su fusil (3 de sus 5 triples llegaron en ese tercer periodo) para aguantar el chaparrón. Los 63 tantos que sumaban a falta del último acto es la peor anotación de su equipo esta campaña. Pero los chicos de Kerr se crecen ante la adversidad. Disfrutan con este tipo de partidos. Le svan los retos. Y entre Harrison Barnes (15+11 en el que es su primer doble-doble del curso en su encuentro 300 en la Liga) y Thompson fueron limando distancias. Según Golden State se acercaba en el marcador, a Utah se le nublaban más las ideas en ataque. Sólo conseguía mantenerse en pie gracias a las acciones certeras de Hayward (21) y los rebotes de Rudy Gobert. Mérito en parte a la defensa de los visitantes. También saben bajar al barro. Con estas llegamos a los últimos 24 segundos. Bola para Curry, quien al recibir el 2 contra uno dobla el balón a un Klay completamente solo (de los pocos errores defensivos en la pizarra de Snyder). Falló, pero Livingston se hizo con el rechace, se la volvió a dar y esta vez no perdonó. A los locales les restaban 15 segundos para obrar la machada, pero Mack (12 y 9 asistencias) no se lo creyó y Green punteó su lanzamiento.

Adiós a la maldición de Utah

Y en la prórroga llegó el Curry Time. El mismo que lidera la clasifcación de robos por partido, anotó 6 tantos de una tacada antes de asistir a Draymond para que pusiera la puntilla con un sensacional mate. No fue la noche de mayor inspiración para un fajador Draymond que resultó fundamental atrás: se convierte en el primer jugador en acumular 500 rebotes, 500 asistencias y 100 tapones en un año desde que los tapones empezaran a contabilizarse oficalmente en la 1973-74. Y así, Golden State acabó con su maldición de los tiempos extras en Salt Lake City (arrastraban un 0-3) y ampliaron a un inmaculado 6-0 los encuentros decidos en prórroga esta campaña. Allí, en Utah, donde los Bulls a los que persiguen sumaron su quinto y sexto anillo, los Warriors solventaron un duelo que les acerca aún más a la eternidad.