Bojan Bogdanovic, a lo Petrovic con los Nets: 44 puntos

Bojan Bogdanovic fue el gran protagonista de la jornada en la NBA. El alero anotó 44 puntos en el triunfo ante los Sixers (131-114), la misma cifra que marca su dorsal. Una marca que le convierte en el mejor anotador de los Nets desde que en la temporada 2012-13 se mudaran a Brooklyn. Meses antes, Deron Williams anotó 57 tantos, pero la franquicia aún estaba afincada en New Jersey. El mismo lugar en el que el legendario Drazen Petrovic jugó dos temporadas y media tras iniciar su (tristemente) corta carrera NBA en la lluviosa Portland. El 24 de enero de 1993 y ante los Rockets de Olajuwon, Thorpe, Horry, Herrera... el 'Mozart de Sibenik' firmó su mejor marca personal en la mejor liga de baloncesto del planeta: 44 tantos. Esta madrugada, 23 años y casi dos meses después, Bogdanovic (otro croata) ha igualado su récord. Y vistiendo la misma camiseta, la de los Nets. No es detalle menor. Y, por si fuera poco, ambos coincidieron en el mismo número de tiros de campo anotados: 17. Aunque eso sí, Drazen necesitó apenas 23 intentos (un 73,9% de acierto) por los 27 de Bojan (63%). "Estoy muy orgulloso de igualar el récord de Petrovic. Me di cuenta de que esta era mi noche", reconocía después el alero formado en la cantera del Real Madrid (llegó a debutar en el primer equipo).

Seleccionado por los Heat en el número 31 del draft 2011, Bogdanovic dio el salto el pasado curso a la NBA procedente del Fenerbahçe turco. Tras constantes altibajos, parece que el jugador nacido en abril de 1989 empieza a encontrar por fin su lugar en la competición. En los 6 partidos que ha disputado en lo que llevamos de mes de marzo promedia 13,6 puntos, 4 rebotes (anoche cogió 8) y 3,2 asistencias.

"Intenté llegar a los 50, pero entonces fallé un par de tiros y pensé que 40 estaba también bien", relató un que arrancó Bojan como un tiro en el primer cuarto con 17 tantos (llegó con 24 al descanso). Fue el héroe de un partido intrascendente entre los dos peores equipos de la Conferencia Este. Todos los titulares de los Sixers anotaron en dobles figuras, pero no pudieron hacer nada ante el balcánico. Como el gran ídolo de aquella zona en el que el baloncesto es más que una religión, estuvo simplemente intratabale.