SPURS 93 - THUNDER 85

Leonard prolonga la crisis de OKC; los Spurs, a lo suyo: 41-0

De la mano de un genial Kawhi y Aldridge, San Antonio firma la tercera mejor racha en casa de la historia. Los Thunder, 12 derrotas en partidos que ganaban en el último cuarto.

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Un genial Kawhi Leonard prolongó la racha de los Spurs en casa (41 victorias consecutivas ya en Regular Season, la tercera mejor en la historia de la NBA tras los 44 de los Bulls de Jordan y los 48 que manejan los actuales Warriors) a la par que hurgaba en la crisis de unos Thunder que han perdido 8 de sus últimos 12 partidos. Los de Billy Donovan llegaron por delante en el marcador al último cuarto (66-68), pero como viene siendo ya costumbre, volvieron a derrumbarse en los 12 minutos finales (93-85 fue el tanteo final). No en vano, es el equipo de toda la Liga que más victorias se ha dejado por el camino (12, por las 10 de los Sixers) cuando llega mandando al acto decisivo. A un mes del arranque de los Playoffs, OKC sigue dejando dudas. A día de hoy, el equipo de Kevin Durant (28+4+8) y Russell Westbrook (19+6+7 y 9 pérdidas) no parece capactitado para discutirle a los texanos y a Golden State el trono de la Conferencia Oeste. Y sienten en el cogote el aliento de los Clippers en la lucha por la tercera plaza: los de Doc Rivers están a un solo partido de distancia.

Un partido en el que se enfrenta el segundo mejor ataque de la competición (los Thunder) con la mejor defensa (San Antonio) presenta siempre un atractivo extra. ¿Quién conseguirá imponer sus armas? Esta madrugada, no hubo color. La maquinaria de Gregg Popovich dejó a su rival en 85 puntos, 25 menos que los 109,9 que promedian. Y eso que los locales no dieron la impresión de apretar realmente atrás hasta la segunda mitad. Cuando lo hicieron, la balanza se inclinó brutalmente hacia un lado.

Mucha culpa de que así fuera la tuvo un tal Kawhi Leonard. A sus 24 años, hace tiempon que ya no sólo es el futuro de la franquicia, sino el presente. El mejor jugador en ambos lados del campo de un equipo que a estas alturas luce un balance de 56-10. El alero se emparejó atrás tanto con Durant como Westbrook, dos de los cinco mejores jugadores del momento. No le asustan este tipo de retos, los cuales afronta impasible. Aunque no sólo eso. También le quedan fuerzas para ser decisivo en el aro contrario. Anotó 9 tantos en el último cuarto, incluidos un triple de genio y una suspensión desde el tiro libre tras romper previamente a Roberson y Durant. Naturalmente, todo ello sin inmutarse. Si no estuviera un tal Stephen Curry, este chico tímido y de manos interminables sería el principal candiato a llevarse el MVP (recordemos que ya tiene el MVP de las Finales de 2014). Es más, justo el próximo sábado, tendrá la oportunidad de resarcirse ante el base y sus Warriors del brutal baño al que les sometieron en Oakland a finales de enero. Será el primero de los tres duelos que nos quedan de aquí al final de la temporada regular entre los dos máximos favioritos al anillo.

Pero antes de aventurarnos en futuras batallas, volvamos a lo que aconteció en un AT&T Center que lleva justo un año sin ver caer a los suyos en RS. Pese al dominio en el rebote (44-56 en una faceta en la que destacaron Ibaka —12— y sobre todo Kanter —17—), los truenos, desfondados en back to back, volvieron a desangrarse por el excesivo número de pérdidas: 19, de las cuales 6 llegaron en los últimos 12 minutos. Si ayer, Durant entonó el mea culpa tras caer en casa ante los Wolves del héroe Ricky Rubio, hoy le tocó el turno a Westbrook: "Mi culpa". "Deberíamos estar preocupados. Tenemos que encontrar una forma de conseguir triunfos: un 4-8 es inaceptable para nuestro equipo. Debemos salir juntos de esto", explicó el base. Juntos. De nuevo se vuelve a apelar a la necesidad de que el colectivo en su conjunto aporte. Ya se ha demostrado quen con KD y Russ no basta para pelear con garantías por el campeonato. El reloj juega en contra de los de OKC.

Todo lo contrario que en unos Spurs en los que Popovich ha encontrado el equilibrio perfecto para dar cabida a la savia vieja del equipo (significativo que en los minutos finales en los que asestaron el golpe definitivo no se encontraran ni Parker, Ginóbili y Duncan sobre el parqué) con la unidad llamada a tomar el relevo y que encabezan Kawhi y un LaMarcus Aldridge que cuajó una notable actuación: 24+9. Y mientras tanto, los récords van cayendo por sí solos. San Antonio ha ganado de manera consecutiva los últimos 51 partidos en los que registró un mejor porcentaje en tiros de campo que su rival. Atrás quedan los 50 que sumaron los Lakers de la temporada 1999-2000. Que siga la fiesta.