El Tenerife deja muy tocado a un Gipuzkoa camino de la LEB
Mala imagen del colista, que claudicó desde el principio y aunque amagó con reaccionar en el segundo cuarto, entregó la cuchara. Richotti fue una pesadilla.
El 'efecto Fisac' va remitiendo. El técnico segoviano llegó con Landry bajo el brazo y empezó a sacar al Gipuzkoa de las catacumbas, pero el lastre era importante y la rutina derrotista ha vuelto a su sede de Illunbe. El Iberostar Tenerife ha hecho cumbre en las tres plazas vascas: Bilbao, Vitoria y Donostia. No tuvo que esforzarse mucho para sacar el partido ante el colista. "Rendirse sería de un equipo de perdedores y no lo somos, vamos a seguir peleando", resumía Doblas.
El GBC se desinfló desde muy pronto. Parece mentira que se jugaran tanto. Su juego es previsible y sólo Landry escapa de la atonía. Vidorreta defiende un juego alegre, con ritmo y removió las entrañas de las dudas de los locales, con el 9-24 de salida tras anotar Salva Arco, de vuelta a su antigua pista. En el segundo cuarto se dio una tímida reacción donostiarra, con aportación de Vrkic (el único que se salva de la quema) y una presencia más lucida bajo los aros de Abgelese, para acercarse a cuatro punros (24-28).
Era todo cuestión de inercia. Cuando no aparecía uno salía otro: que sin San Miguel, que si Abromaitis, que si su presión en las línea de pase y el flujo hacia los pívots... Richotti fue una pesadilla y la renta no hacía más que crecer hasta situarse en 16 puntos en el minuto 25. El GBC lo venía anunciando y se descompuso en el tramo final. Dio una imagen penosa, de equipo triste y entregado. Aunque si Doblas lo desmiente, aún habrá que esperar para ver si engorda la LEB Oro.