GRAN CANARIA 93 - REAL MADRID 103
El Madrid gana el duelo al sol con 103 puntos, 19 triples y Ayón
Espectacular partido. Al descanso, vencía el Herbalife ¡58-55!, pero los locales no aguantaron el infernal ritmo blanco. Ayón, colosal. Muy bien Maciulis, Nocioni y Sergio.
Por un motivo o por otro, por destreza propia o ajena, porque Llull la clava desde su pista o porque recibe una canasta ganadora de Doellman sobre la bocina del Clásico, por incertidumbre clasificatoria (en la Euroliga y en la ACB, donde es cuarto), por todo eso y mucho más, el Madrid sale a partidazo por jornada. O casi. Para Laso no existe un día tranquilo en la oficina. No en este curso. Todos son duelos de tensión máxima, de paseos en el alambre y subibajas mareantes.
Sentarse a contemplar al Madrid es prepararse para lo imprevisto. Para una catarata súbita de emociones. Y en ese contexto, la reedición de la final de Copa, dos semanas después de la cita de A Coruña, no decepcionó. Superó al original. Partido magnífico, duelo de cañoneros en el que el mejor fue un jugador que no tira triples, pero que hace bien todo lo demás: Gustavo Ayón. Colosal. Firmó 21 puntos (9 de 11 en tiros), 5 rebotes, 4 asistencias y 3 robos. De verle en la pista a sentado en el banquillo era como pasar del día a la noche. Lo empujaba todo hacia el aro y con su movilidad y visión generaba espacios, creaba juego. A su lado, Maciulis (13 tantos, 7 capturas, 5 pases y 2 recuperaciones). Al nivel de la Copa ambos, cota de MVP. Luego se sumó Nocioni, en vena de acierto (4 de 5 de tres), y Sergio Rodríguez, que anotó 5 triples y dio 9 asistencias. Carroll falló desde la larga distancia, pero estuvo muy activo.
El Madrid marcó un ritmo ofensivo infernal, tan elevado que se fue a los 103 puntos y estableció un récord personal de triples: 19 (a uno de la marca absoluta). Un acierto diabólico que hizo que el Herbalife Gran Canaria encajara más de 100 tantos en casa por primera vez en 30 años, por primera vez en 437 partidos oficiales. Se quebró así la mejor racha histórica de la ACB (información de Mr. Chip). Un ritmo, pese a todo, que resistió en la primera parte e incluso superó: ¡58-55 al descanso! Mandaba en un cara a cara que nos dejó 14 triples en el segundo cuarto, siete por barba. Y que nos dejó 42 canastas de 69 lanzamientos en 20 minutos y un 58% de acierto de tres (18 de 31).
“Ellos las meten, pero nosotros también”, decía Aíto a sus jugadores entre desafiante y motivador. El gigante esloveno, Alen Omic, dominaba además los rechaces. La bicicleta del Granca, sin embargo, frenó en seco, como si el Madrid le hubiera metido un palo en la rueda en plena bajada. Apenas una canasta en casi siete minutos, y luego otra más y seis tiros libres hasta el final del tercer cuarto (0 de 8 en triples).
Parón lógico tras la depravada cadencia inicial. El problema es que enfrente el rival no paró. Aceleró Ayón (ocho tantos) y hasta Ndour añadió una diana desde el perímetro. Otro acierto de Nocioni ponía el 72-86 ya en el último periodo.
Omic resultaba imprescindible, pero el Granca se mostraba como un bloque coral, con aportación de Seeley y Salin, con Aguilar más certero que en la Copa y Báez, menos; y con Oliver de nuevo demarrando en el repecho final en busca de una reacción imposible. De un milagro. Como en A Coruña. Esta vez no se acercó tanto (83-88 tras un parcial de 8-0) y pronto un 2+1 de Ayón devolvía la calma al Real. Un duelo de pistoleros con el Titán marcando territorio, el suyo, el de dentro del perímetro. El Madrid terminó la función con 19 de 36 en triples (53%), nada que ver con el 8 de 32 (25%) ante al CSKA, y enmarcó otra actuación para el recuerdo. Un equipo inolvidable.