ORLANDO MAGIC 114 - GOLDEN STATE WARRIORS 130
Curry (51) rompe la historia: 128 partidos con al menos 1 triple
El MVP bate el récord de Korver con un recital en Orlando: 51 puntos (20/27 en tiros y 10/15 en triples), 7 rebotes y 8 asistencias. Los Warriors, 52-5, superan a los Bulls de MJ. Warriors-Cavs Game 5 en directo
Cuando en un mismo partido bates un récord histórico de la NBA y anotas 51 puntos, sólo te queda aplaudir. En este caso, a Stephen Curry. Con un recital apoteósico e inolvidable en Orlando, el genial base de los Warriors estableció una nueva plusmarca en la mejor liga de baloncesto del planeta con 128 partidos consecutivos anotando al menos un triple. Los 127 de Kyle Korver ya quedan atrás. Y, casi con toda probabilidad, cada vez se irán viendo más lejos por el retrovisor de un Curry que parece empeñado en demostrarnos que no hace falta ir a Marte para probar que hay vida extraterrestre. Tras anotar 42 puntos la noche anterior en Miami, acabó con los Magic firmando una hoja estadística que quita el hipo: 51 tantos (con 20/27 en tiros de campo y 10/15 en triples), 8 asistencias y 7 rebotes. Todo ello en 34 minutos de juego. No, no hay adjetivo que valga para describir su actuación. Tenía que ser en la tierra de Disneylandia (Orlando) donde por primera vez en la historia de la NBA alguien (él) firmase un encuentro de al menos 50 tantos convirtiendo un solo tiro libre.
Pero,dejemos por un momento de soñar despiertos para recordar que hubo un partido en el que los Magic vendieron cara su piel. Pero, como su líder, Golden State es un equipo de fantasía que acabó llevándose el triunfo por 114-130. De esta manera pasan a lucir un balance de 52-5, el mejor de siempre en los primeros 57 encuentros de la Regular Season. Cada día que pasa, el 72-10 que los Bulls de Michael Jordan, Pippen, Rodman, Phil Jakcson y cía se ve un poco más amenazado. Uno de esos récords llamados a perdurar por los siglos de los siglos en las enciclopedias... Hasta la aparición de unos Warriors que no dejan de sorprendernos noche tras noche. El pelotón de Steve Kerr da espectáculo, entretiene y suma adeptos para su causa a la par que aniquila rivales a un ritmo frenético. Un equipo llamado a marcar una época que lleva ya 30 partidos dando al menos 30 asistencias este curso. Precisamente, los Magic 1994-95 habían sido los últimos en hacerlo.
Cuando sólo te queda reír
Dicho esto, volvamos con nuestro protagonista. Por cuartos, su secuencia anotadora la dividió de la siguiente forma: 15+7+24+5. El primero fue la demostración perfecta de lo que iba a ser el encuentro. Curry contra el resto de unos Magic en los que sus cinco titulares anotaron en dobles figuras. Daba igual que Fournier (20) tomara las riendas o que Aaron Gordon (19 y 8 rebotes) pusiera a 5 minutos para el final del tercer acto con un mate digno del concurso del All Star la última igualada en el marcador (80-80) de un Amway Center repleto hasta la bandera. Steph siempre estaba ahí. De estar aún entre nosotros el legendario Andrés Montes se hubiese enloquecido gritando su célebre: "¡Hago lo que quiero, cuándo quiero, cómo quiero y cuándo me da la gana!". Desde ese vuelo sin motor de Gordon, el MVP (en dos meses repetirá galardón) inició el despegue definitivo de los de Oakland con 14 puntos para cerrar el tercer periodo. Cuarto que acabó con un balón volando por el pabellón que entraba por el aro mientras el tablero se iluminaba en rojo. Un buzzer beater para levantar al público rival de sus asientos y robarles una sincera ovación. No creo que haga falta comentar quien fue su autor. "Me reí, por supuesto. Eso no es normal que ocurra", comentaría poco después.
Números de escándalo
Curry regresaría al encuentro mediado ya el último periodo para asestar la estocada definitiva a los locales, pero sobre todo, para poner el broche a una noche que ya forma parte del recuerdo del imaginario colectivo. Que estuviera en pista ni cuatro minutos refrenda la tesis de que Kerr quería que alcanzase el medio centenar de puntos y anotase su décimo lanzamiento desde más allá del arco. Desde que la línea de tres se estableciera en el curso 1979-80, sólo se han visto en la NBA siete actuaciones de al menos 50 puntos y 10 triples. Steph ha firmado cuatro de ellas. Ya son tres los partidos poniéndose a 50 esta campaña (cinco en toda su carrera). Los dos últimos jugadores que lo hicieron en un mismo año (2008/09) fueron LeBron James y Dwyane Wade. Para ver al último 'warrior', Rick Barry, en estos guarismos anotadores hay que viajar hasta el curso 1973/74. Es más, como ya señálabamos antes, esta exhibición llega justo después de que metiera 42 tantos a los Heat: ¡93 puntos y 16 triples en dos noches! Para remontarse al anterior jugador que tras un duelo de 40 puntos se fue hasta los 50 en el siguiente debemos situarnos en marzo de 2007. Allí nos encontramos con Kobe Bryant. Ya lo ven, esto va de leyendas. Y es que Stephen Curry es una de ellas. Desde hoy, las tres mejores marcas de triples anotados en una temporada le pertenecen. En la anterior sumó 286, en esta lleva 276 en 55 partidos disputados (más de 5 de promedio) y en la 2012-13 logró 272. Ya lo dice Kostas Papanikolaou esta semana en una entrevista en AS: "No se le puede defender, sólo te queda rezar".
Cuando los triples son bandejas
Así resume su técnicocómo ha evolucionado el rango de tiro para su pupilo: "Un triple es como una bandeja, un tiro desde el medio campo es como un triple. Es lo que Steph hace". Puede parecer una exageración lo que dice Steve Kerr, pero cuando intentando 10,9 tiros desde la larga distancia luces un 46,1% de acierto, los esquemas se vienen abajo. Y empiezas a dudar... A dudar de que sea cierto lo que estamos viendo este curso en el que promedia 30,4 puntos, 6,7 asistencias, 5,3 rebotes y 2,1 robos. La sensación de sentirse superior al resto que desprende es sólo comparable a los más grandes. "Ha jugado con nosotros. Corre. Para. Se relaja, hace que tú te relajes y de repente ya no le ves", dice Scott Skiles, su última víctima. No cabe duda que estamos ante un jugador diferente, de explosión tardía y que no ha acaparado la atención mediática que desde la adolescencia recibieron muchos de sus compañeros en el firmamento NBA. Pero cuando uno se encuentra ante un genio así, sólo puede hacer una cosa: aplaudir.