Usted entró en un Madrid de vacas flacas y el de ahora no para de triunfar, ¿qué cambio entre uno y otro?

El proyecto. Cuando inicias un proyecto sólido con gente nacional y tienes paciencia con él hasta que da sus frutos, al final obtienes recompensa.

Y a usted le ha convencido, porque ni los cantos de sirena desde la NBA le han apartado de su equipo. ¿Se arrepiente?

Para nada. Me quedé para jugar partidos como el del domingo y ganar títulos con el Real Madrid. Aquí soy feliz, lo he dicho muchas veces. Ahora hay que seguir trabajando para intentar más este año.

¿Qué les pareció que casi nadie les diera como favoritos, ni siquiera como finalistas?

Creo que cada uno tiene su opinión. Te pueden dar como favorito o no. Nosotros siempre nos hemos abstraído de esos temas, de lo que dice la gente. Intentamos ser nosotros mismos y trabajar para conseguir objetivos como ganar esta Copa del Rey, la tercera seguida. Hemos vuelto a hacer historia y es para estar contentos.

¿Cómo se consigue esa buena química que desprende el equipo?

Cuando hay un proyecto sólido y ajustas dos o tres piezas cada año sin volverte loco, sin cambiar a todo el equipo y confiando en el entrenador se consigue un ambiente estupendo. Se están haciendo las cosas muy bien y seguimos en buen camino.

¿Que nos dice del 'carrito del pescao' del que siempre se acuerdan en estas ocasiones?

Es la gente del equipo que trabaja en la sombra, los que no salen en la tele pero sin los que no sería posible ganar estos títulos. Hay que agradecerles también el trabajo que hacen y lo bien que nos cuidan.

¿A quién le ha dedicado esta Copa?

A mi familia que siempre está ahí, en los buenos y en los malos momentos. Son los que te apoyan.