Sergio Rodríguez sofoca un gran incendio ante el Bamberg

A menos de dos minutos para el descanso, el Madrid perdía por 14 puntos (26-40). Se metió en el vestuario diez abajo, aturdido. Perseguía como pollo sin cabeza al Bamberg. Ese desconcierto se trasladaba al ataque, con un bloque desencajado que sobrevivía por los empellones de casta y talento de Reyes y Carroll. Pero faltaba batuta, mando. A Doncic le costaba ir de timonel y Rivers se pasaba de frenada en su vuelta, igual que Ndour con sus personales exprés. Faltaba liderazgo, un referente tranquilizador. Mientras, Sergio Rodríguez lo veía desde el banco con dos personales.

Los ‘bajitos’ del Bamberg (el primero, el ‘molón’ Wanamaker) quebraban a su par y penetraban o movían el balón para la canasta fácil bajo el aro. Una y otra vez. Finta y a volar. Acelerón y defensor atrás. A veces tras un doble bloqueo, otras sin pantalla alguna. El tapón a tan enorme desagüe no apareció hasta la segunda parte. El Madrid se tuvo que agachar y concentrarse en la búsqueda, y ahí estaba, bajo el fregadero. Le ayudó la ya clásica defensa zonal presionante en la subida del balón —no siempre— que luego se ajustaba (mejor ahí Thompkins). Sacó de ritmo al enemigo, le puso a pensar.

Si los problemas atrás se capearon, en ataque apareció al rescate Sergio Rodríguez. Liderazgo absoluto. Ocho puntos seguidos para abrir boca en el tercer cuarto, 14 al final de ese parcial y 22 en la segunda parte. Todos los que encestó. Quizá su mayor exhibición ofensiva desde que viste de blanco.

El Real tardó 33 minutos en ponerse por delante: 61-60 tras una galopada de un Nocioni que dio cobertura al ‘Chacho’ con 9 tantos en el sprint final. Los de Laso cogieron aire (69-62), pero volvieron a soltarlo. El certero Strelnieks empataba a 75 a 1:12 de la bocina. ¿La respuesta? Más Sergio. Canasta y triple decisivo a falta de 20 segundos. Nocioni no falló luego desde la personal (20 de 22 el equipo), como no había fallado atrás Ayón. Incendio pavoroso sofocado a tiempo. La derrota hubiera podido costar la clasificación, y eso que es la jornada inicial. La primera del grupo de la muerte.

¿Habían imaginado a Llull en la NBA? Pues el estreno del Top-16 nos dio pistas de lo que sería el Madrid sin el ‘Incansable’ (ahora lesionado, porque nadie escapa a una buena paradoja). Sin Llull y sin Rudy, hay que recordarlo. Y con Reyes saturando el cuentakilómetros. El Madrid ha recaído de sus dolencias. Básicamente, puro desgaste tras un verano que ha alterado el latido de su corazón, el de sus jugadores principales. Una inestabilidad que le tiene desorientado y que le obligó a tirar de heroica ante el Bamberg. Habrá más equilibrios en el alambre porque ahora toca sobrevivir.