BULLS 102-NETS 105

Desastre de los Bulls de Gasol y tercera derrota consecutiva

Muy mal partido de unos Bulls que ya están 15-11 y a los que se les acumulan las malas sensaciones. Mirotic tampoco mejoró como alero titular. Pau Gasol (20+9) no brilló.

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Ahora mismo, los Bulls son un lío de muy difícil digestión. Suman tres derrotas seguidas y seis en los últimos diez partidos, en los que han evidenciado lo que está siendo su temporada: tres derrotas, cuatro victorias, tres derrotas... Siempre con sensaciones cambiantes y muchas veces desasociadas del resultado. En una lucha constante que no tiene tanto que ver con sus rivales como con sus propios problemas, una crisis de identidad que arrancó en el final de la era Thibodeau y vicia el inicio de la era Hoiberg. Los Nets ganaron en Chicago (102-105) a unos Bulls que necesitaban darse un respiro tras la derrota en Nueva York que siguió a la de las cuatro prórrogas ante los Pistons. Y sobre todo, tras las declaraciones de Butler amagando sobre el vestuario y pegando duro sobre un Hoiberg con el que quiso calmar las aguas antes del partido. Después, en la pista, ni rastro de efecto rebote: los Bulls parecen ahora mismo uno de esos muñecos que imitan a los bebés. Lloran, cantan, ríen o hasta hacen pipi. Hay acciones y movimientos pero no hay vida, apenas una mala imitación en el mejor de los casos.

Es obvio que, por ahora, Fred Hoiberg no ha logrado su objetivo. El equipo no defiende como con Thibodeau, previsible, pero tampoco ataca como se esperaba. No hay alegría, no hay movimientos corales, no hay un montón de tiros abiertos. Cada ataque es un sufrimiento que resuelve muchas veces el talento individual, en el caso de Butler cada vez más mezclado con esa furia que esconde una evidente nostalgia del antiguo régimen. Al escolta, ahora mismo el mejor jugador de este equipo, le gustaba más el anterior entrenador. Parece obvio, como también que quizá empiecen a cruzarse discursos y objetivos distintos en el vestuario. Donde se sugieren mil soluciones distintas, al final no aplica ninguna. Antes de pasar por Chicago, los Nets sólo llevaban un triuinfo fuera (ahora 2-12) y estaban 0-9 en visitas a equipos por encima del 50% de victorias. La derrota, en plena marejada, es inexcusable pero sobre todo es un mal síntoma para unos Bulls que están 15-11 (ahora sextos del Este) y que, sobre todo, no hilvanan un estilo que pinte a problemático para los Cavaliers en playoffs. Y en el Este ese es el único objetivo para cualquier aspirante. Al final del pasillo espera LeBron James. Siempre.

Mirotic tampoco funcionó como alero

El partido fue un muestrario del pésimo momento en el que se han enredado los Bulls, con nefastos tramos defensivos en el primer cuarto (22-29) y en el tercero, en el que además estuvieron más de cuatro minutos sin anotar entre una tonelada de tiros fallados. Ahí los Nets, con su mortecina línea vital, convirtieron un 69-70 en un 69-81 que después manejaron como pudieron, casi por inercia. Es un equipo que no tiene más, ni espíritu ni baloncesto. Le ayudaron los Bulls: en los últimos tres minutos (y con 95-99), llegaron dos pérdidas de difícil explicación, una en un pase innecesariamente arriesgado de Pau Gasol y la otra entre botes laberínticos de Derrick Rose. Los Nets se encontraron con la victoria y la amarraron a base de tiros libres ante un equipo al que se le vieron las costuras, especialmente tras la lesión de Noah, que dejó el partido con problemas en un hombro y cuya ausencia lastró aún más la capacidad reboteadora de unos Bulls que ahora mismo ni atacan ni defienden lo suficientemente bien. Y que concedieron un partido de 11 puntos (y rebotes) a un Willie Reed que llegó al United Center con 26 puntos… en toda su carrera. El resto lo pusieron entre Joe Johnson, Wayne Ellington y la pareja interior que forman Young (16 puntos, 13 rebotes) y Lopez (21+12), lo más parecido a una columna vertebral que tienen estos Nets sin columna vertebral.

Con eso no debería bastar para ganar en Chicago. No a unos Bulls en situación de alertar tras los últimos acontecimientos. Un equipo que estrenó su sexto quinteto de la temporada: Rose, Butler, Mirotic, Gibson y Gasol. Cinco jugadores que hasta hoy habían coincidido a la vez en pista tres minutos. Mirotic partió como alero y no solucionó ninguno de los problemas que están poniendo en jaque su temporada: 1/4 en triples, 8 puntos, 4 rebotes… y menos tiempo en pista que McDermott, que jugó además los minutos calientes (11 puntos, 5 rebotes, 3/6 en triples). Ahora mismo Derrick Rose (3/11 en tiros para 8 puntos, 5 asistencias por 3 pérdidas) y Butler (24 puntos) parecen estar en planos distintos. Comparten minutos pero no pista. Y Pau Gasol sumó 20 puntos y 9 rebotes (8/16 en tiros) pero también pareció siempre a un paso de la mejor opción: en el tiro, en el rebote, en las continuaciones… en ataque y en defensa. Y los Bulls perdieron en un laberinto del que les tiene que sacar un Fred Hoiberg que parece empequeñecerse en el banquillo y al que ahora le espera una visita a Oklahoma City el día de Navidad. Tal y como están las cosas no es el mejor regalo de Papá Noel, la verdad.