Un mate milagroso de Jeff Green saca del lío a Memphis Grizzlies
Sobre la bocina y en alley-oop desde un saque de banda, Jeff Green evitó la prórroga en un partido hasta ese final de muy poco nivel. Marc Gasol, 22 puntos y 8 rebotes.
Las cosas de la NBA. Del baloncesto, del deporte: un partido discreto en el mejor de los casos y animado sólo por un marcador ajustado, acabó en final apoteósico, con una acción que queda ya para los resúmenes finales de la temporada. A falta de 8 décimas y con la prórroga poniéndose el mono de trabajo, Courtney Lee puso en el aire un saque de banda y Jeff Green lo convirtió en un mate ganador en alley-oop: 95-93 y explosión en un FedEx Forum hasta entonces vagamente distraído. La canasta valió el partido, el instante salvó un rato de baloncesto por lo demás absolutamente olvidable.
Esa canasta llegó tras una serie de extrañas catástrofes que fueron ajustando el marcador como si nadie quisiera ganar. Especialmente los Grizzlies, que manejaban un 92-87 a 90 segundos del final y antes de hacerse un lío tremendo: malos ataques y lagunas defensivas que concedieron dos palmeos para el empate a 93, el segundo de Len y tras dos tiros libres fallados por Leuer. Después, un tapón de Tucker a Conley que los árbitros casi dan como (injustamente) ilegal -la revisión televisiva lo evitó- y dos segundos para los Suns, que se liaron y perdieron la bola en lo que parecía la última jugada (y el último despropósito) antes del tiempo extra. Pero quedaban ocho décimas. Y el mate de Green. Y un gran final para un mal partido. La NBA, el baloncesto, el deporte…
Lo que llevó a esa resolución épica fue una concatenación de rachas destempladas. Cuando un equipo parecía conectarse, se quedaba sin energía. Cuando un jugador entraba en racha, desaparecía de repente. Todos menos Courtney Lee, que antes de la asistencia final a Green había sumado en el último cuarto 13 de sus 18 puntos. Decisivoa porque ni Conley (12 puntos, 6 asistencias, 4/14 en tiros) ni un Randolph pesado y lento (10 puntos, 9 rebotes, 5/16) habían acertado en la resolución. Tampoco Marc Gasol, que terminó con un buen expediente (22 puntos, 8 rebotes, 2 tapones) un partido irregular y mal rematado con fallos en ataque y despistes debajo de su aro en las últimas jugadas. Sólo en el segundo cuarto (sumó 13 puntos y 3 rebotes) se vio una versión óptima del pívot español, que no aprovechó la ausencia de Tyson Chandler en unos Suns que tampoco contaron con Markieff Morris, entre los problemas físicos y las lagunas disciplinarias. Veremos.
Limitados en su rotación y sin su ancla defensiva (Chandler), los Suns casi le dan la tarde a los Grizzlies. No necesitaron ni tirar bien (9/31 en triples incluida una racha de 12 fallos seguidos) ni cuidar bien la bola: 18 pérdidas, muchas tontas, que dieron aire y segundas oportunidades a su rival. Tampoco Knight estuvo a su mejor nivel (8 puntos muy rápido, 17 al final). Bledsoe, entre aciertos y errores, cargó (23 puntos, 7 rebotes, 6 asistencias) con un equipo que estuvo cerca de escaparse y cerca de descolgarse durante todo el partido. Una equidistancia que explica la propia irregularidad de los dos equipos. Y del marcador.
Los Grizzlies se agarraron a la racha final de Lee, a un tono superior en los rebotes decisivos y al control de las pérdidas en los instantes calientes. Les valió para ponerse 12-9 (los Suns caen a 8-13, en pleno bache), no para sentirse demasiado seguros de sí mismos. Todavía no son lo mismo que en pasadas temporadas, no digamos algo mejor. Y necesitan ser algo mejor, bastante mejor, para no quedarse clavados otra vez en los playoffs del Oeste. En defensa no están donde solían y en ataque les sigue costando una úlcera anotar triples. Y tampoco está ya Randolph para cargar con el trazo grueso del trabajo, no cada noche. Previsibles con su quinteto y desquiciados (a veces también para lo bueno) con Chalmers al frente de la segunda unidad, estos Grizzlies no inspiran demasiada confianza. Pero van ganando partidos. Y ese es el camino para crecer, si es que hay alguno. Y también ayuda, claro, marcarse de vez en cuando algún instante para el recuerdo. Como el mate ganador de Green. Eso valió el partido. Y la victoria.