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REAL MADRID 80 - FENERBAHCE 73

El corazón y la defensa mantienen vivo al Real Madrid

Llull, Ayón, Taylor y Reyes lideraron un triunfo blanco vital. Doncic también tuvo su momento. Vesely fue el mejor del Fenerbahçe. Valencia Basket-Real Madrid en directo

Sergio Llull entra a canasta con la oposición de Datome.
Sergio Llull entra a canasta con la oposición de Datome.JESUS ALVAREZ ORIHUELA

Primera final ganada por la supervivencia en la Euroliga. Si el Madrid resiste a diciembre, que aún está por ver (debe vencer en Múnich y al Estrasburgo), y se mete en el Top-16, mutará en una bestia más grande y mucho más peligrosa. Con la ambición recuperada y el orgullo herido. Una bestia capaz de pelear de nuevo por la Final Four aunque ahora ande hecha trizas.

Porque sin el operado Rudy, sin Thompkins, con Llull mermadísimo de inicio, con Maciulis desfondado, con Nocioni que se lesionó en la batalla, con Reyes que a este ritmo amenaza desplome… los blancos se presentaron rotos ante un enemigo poderosísimo. Músculo y talento pese a la baja de Udoh. Tal era el abismo de salida que el Fenerbahçe casi quebró el duelo.

Mientras Reyes batía a Kalinic bajo el aro por el cruce de emparejamientos (Luigi Datome se quedaba con Maciulis), los de Obradovic sumaban de tres en tres, con el ala-pívot italiano inabarcable por fundamentos: ¡28 puntos en 9 minutos! Doce arriba. Otro estirón y la nave local haría crac, catacrac. Pero no lo hizo porque acudió la caballería, el séptimo de la desesperación al rescate con la energía de Nocioni (dos tapones y un triple) y el descaro de Doncic y de Willy. Los tres, junto a Carroll y Taylor, sellaron un parcial de los de lágrima viva: 16-0 (32-28). El Madrid resucitaba de un corrientazo emocional. Minutos de enardecimiento extremo con la grada volcada y el recuerdo de Fernando Martín en el ambiente en el 26 aniversario de su muerte.

El sentimiento se recogió un rato y Dixon y Vesely dieron otro tirón: 36-45. A empezar de nuevo. Pero si el Real dejó al Fenerbahçe en 17 puntos en el segundo parcial, en el tercero lo maniató: apenas diez tantos.

El Madrid campeón, el de la defensa y el corazón, andaba de vuelta. Regresaba con Ayón y Taylor, vitales ambos, y con Reyes; y con un Llull sensacional, que calentó rodilla y anotó 17 puntos —todos— en la segunda parte. Media hora antes apenas podía parar las entradas por su izquierda. Demostración de coraje, de ese madridismo que le ató al club cuando tenía alas NBA. Defensa, recuperaciones y velocidad con el Increíble de líder. Y un quinteto de bajitos, otra vez Doncic en pista y Taylor de falso pívot, para descomponer al imperial adversario turco. Qué demostración de orgullo de un equipo hecho trizas.