Russell crece pero Scott no da tregua: "La NBA no es para críos"
El número 2 del draft anota 17 puntos pero su entrenador sigue con la mano dura: "Le tengo que tratar como a un hombre". Kobe discreto en la derrota ante los Raptors.
Los Lakers perdieron. Ya ni es noticia que no sea noticia. Esta vez ante Toronto Raptors (91-102), un equipo evidentemente mucho más armado y evidentemente con otras aspiraciones. Un equipo muy duro de roer que se llevó el partido en un tramo impecable de poco más de diez minutos: del 63-56 mediado el tercer cuarto al 75-91 antes del ecuador del último. Un 12-35 a base de la energía de Cory Joseph y del reguero de triples que los Lakers conceden a casi todos sus rivales: esta vez 15/33, un 45% que nutrió especialmente a Kyle Lowry (7/11 para 25 puntos), el mejor de su equipo durante el primer tiempo. Al final, y después de un empujón de orgullo laker (hasta el 87-93), sentenció un DeRozan que había pasado de puntillas por el Staples pero que anotó 7 de los últimos 9 puntos de su equipo (18 totales), que queda en 8-6 dentro de ese baile que hay en un Este muy competitivo en zona noble/media. La mala noticia, la lesión en la mano de Valanciunas, una fractura pendiente de pruebas que determinan su gravedad exacta.
Los Lakers, por su parte, están 2-10. No ganan pero progresan, que es de lo que se trata esta temporada. Byron Scott, uno de sus incontables pecados, mantuvo 37 minutos a Kobe Bryant en pista, saltándose las restricciones del inicio de curso. Kobe terminó con 10 puntos, 5 asistencias y un 0/5 en triples. Y, al menos, sí formó esta vez en quintetos que casi siempre incluían a la sangre nueva: D’Angelo Russell, Julius Randle y Jordan Clarkson. Que además estuvieron en pista, los tres juntos, en todas las rachas buenas de los angelinos. Clarkson anotó 13 puntos, Randle derrochó energía por toda la pista (18 puntos, 12 rebotes) y Russell jugó uno de sus mejores partidos. 17 puntos, 5 rebotes y 2 asistencias. El número 2 del draft progresa lentamente. Pero progresa. Y Byron Scott defiende su teoría para educar a los jóvenes, la mano dura y aquello de que la letra con sangre entra: “Tengo que tratarle como a un hombre, tiene que aprender. A veces el proceso es duro pero les estoy enseñando a los jóvenes que uno de los lemas de la NBA es que no se admiten críos. Este es un juego de hombres. Le entiendo, sé lo joven que es. A veces le doy un abrazo y charlo con él, otras dejo que él solo vaya aprendiendo poco a poco…”.
Veremos. Kobe Bryant, por su parte, también dejó claro que ya no tiene mayor interés que ayudar a que vayan progresando esos jugadores que deberían ser el futuro de la franquicia. Esta vez tiró 13 veces, una nimiedad para él. Tres lanzamientos menos que Russell y los mismos que Clarkson: “Sólo intento de la forma más honesta posible ayudar a los jóvenes. Me sentía lo suficientemente bien físicamente como para haber intentado meter 25 puntos o algo así pero eso... ¿para qué iba a servir a estos chicos? Si queremos crecer y ganar partidos tenemos que crecer juntos, mejorar juntos, aprender a ocupar la pista y mover la bola… fíjate, estoy yo hablando de mover y pasar la bola, parece una broma. Parezco el típico crío que se va haciendo mayor e intenta hablar como sus padres. Si seguimos mirando las estadísticas individuales esto colapsará definitivamente. Tengo que asegurarme de que ejerzo de profesor, seguir hablando con mis compañeros, seguir empujándoles hacia delante”. Desde luego y al menos, suena bien.