ESTUDIANTES 75 -REAL MADRID 80
El Real Madrid sobrevive al Estu de Juancho Hernangómez
El colegial se apuntó su duelo con su hermano Willy: 16 puntos y 14 rebotes (27 de valoración). En el Madrid, bien Thompkins, Sergio y Carroll.
El derbi vino con sorpresa. Ganó el Real Madrid, que iguala a cuatro el balance liguero en pista estudiantil en los últimos ocho años. Pero no, no hablamos de eso. La sorpresa llegó durante la presentación. Veinte soldados imperiales (sí, los de La Guerra de las Galaxias) custodiaron la salida a pista del Movistar Estudiantes. Niños con la boca abierta, y no tan niños, en una promoción perfecta. Solo un pero: las tropas imperiales visten armadura blanca impoluta. Presagio feo en cancha azul pensó algún aficionado local. Y con razón.
El Estu, colores aparte (esta vez de negro y amarillo, en guiño clásico a los Pinone, Carlos Montes y cía.), salió muy, muy centrado en ausencia de Nacho Martín y el fichaje que falta. El primer demarraje fue suyo. Cerraba el cuarto inicial con 1 de 9 en triples y diez rebotes menos (6 a 16), pero mandaba. Y lo hacía por delante de un Madrid pelín achacoso. Los de Laso no repetían agujero en defensa; sus problemas andaban más bien en ataque (4 de 16 en tiros de campo y cinco pérdidas).
La grieta se abrió hasta el 29-23. Buenos minutos —entonces y luego— de Gladiator Hernangómez, Juancho, y brillante Jaime Fernández quebrando cinturas y anotando. Un desvanecimiento, apenas un suspiro, les costó caro sin embargo: adiós a todo lo ahorrado. El otro Hernangómez, Willy, el madridista, pisaba el parqué y, junto a Nocioni de pareja interior, su equipo daba el empujón que resultó definitivo. Viéndolo a posteriori, claro.
El estirón de pecho lo orquestó Sergio Rodríguez. Seis puntos seguidos, hasta diez para cerrar el cuarto (33-40). “Un tío salao, ¡qué manía le estoy cogiendo!”, decía con guasa un seguidor colegial. El Real había despertado y tiró de experiencia y de talento, el de los Sergios (aunque Llull hiciera 4 de 17) y el de Carroll. También el de Trey Thompkins, quizá en su actuación más redonda. A su manita de oro añadió algo que decir en el fragor de la batalla: nueve rebotes y dos tapones. Un estrépito al que colaboraron Taylor y la Demencia en pique mutuo: de mate fallado a mate dedicado. El derbi rugía y Llull se peleaba con los árbitros.
Venció el Madrid, sí, pero ni con doce arriba (62-74) había completado la lazada. El Estudiantes se puso a tiro de cuatro (73-77) ya en el último minuto tras la exhibición de un Juancho que lo tiene todo (16 puntos y 14 rebotes). Demostración también de Jaime Fernández. Otros 16 tantos para el base, los mismos que Zach Graham, que asoma la cabeza. Arrancó impreciso y acabó respondiendo. Entendió el derbi. Un derbi imperial. Ya saben, por los soldados. Un derbi blanco.